Al hablar del deterioro de nuestras costas, a veces nos olvidamos de la situación crítica de algunos fondos marinos. En Andalucía ya trabajan para preservar estos tesoros subacuáticos, como las praderas de posidonia. El pasto marino se extiende desde los trópicos hasta el círculo polar ártico formando extensas praderas que son imprescindibles para que todo fluya.
Alejandra Pérez, trabajadora de Aquatours Almería, comenta que se dice pastos marinos a todas las plantas marinas que podemos encontrar en el fondo oceánico de todo el planeta, que hay unas 60 especies distintas. Añade que aportan sustratos para más de 1.300 especies diferentes, oxigenan el área, sobre todo en las zonas donde abundan las posidonias. Además, absorben un 18% del carbono de los océanos.
La función más importante de las praderas de posidonia es la de luchar contra el cambio climático, ya que cada año solo esta planta es responsable de absorber un 10% del carbono de los océanos. Son capaces de producir mucho más oxígeno que los bosques terrestres y reducen la acidificación de los océanos, de manera que contribuyen a la resiliencia de los ecosistemas y las especies más vulnerables.
Los pastos marinos solo cubren el 0,1% del fondo oceánico, pero actúan como principal defensa a lo largo de las costas para reducir la energía de las olas, por lo que nos ayudan a protegernos de posibles inundaciones y tormentas. El problema es que tan solo una cuarta parte de las praderas marinas se encuentran en áreas marinas protegidas. La conservación de estas praderas puede contribuir a alcanzar 26 metas e indicadores relacionados con diez de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Fernando Ortiz, trabajador de Aquatorus Almería, cuenta que existen amenazas debido a acciones que se pueden hacer por desconocimiento como tirar un ancla. Alejandra Pérez también advierte de que hay ciertas especies invasoras como las ‘Rugulopteryx okamurae’ (alga asiática). Debido al desarrollo costero, la contaminación, el cambio climático, el dragado y la navegación y pesca no regulada; se está produciendo un deterioro de las praderas y sus ecosistemas.
Desde 1930, ha habido un descenso de los pastos marinos a nivel mundial. Se estima que se destruye un 7% anualmente y el 21% de estas especies aparecen en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En 2020 se incluyó a los pastos marinos en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) con el fin de proteger la integridad de estos ecosistemas marinos y su biodiversidad.