Sofía tiene 15 años y está ingresada en un centro terapéutico residencial para menores con problemas. La depresión generada por el bullying hizo que volcase sus ataques de ira contra sus padres. “Entré el siete de octubre de 2022, recién salida de un ingreso en psiquiatría”, explica ella tras reconocer que hasta su hermano sentía terror cuando destrozaba la casa o le daba palizas a sus progenitores.
Con tan solo 11 años, Sofía tuvo “una depresión tan grande que no aguantaba a mis padres". “Estaba más irascible todo el rato”, confiesa. Al principio solo eran gritos. Después, comenzaron las palizas. “Le rompí la nariz a mi padre”, afirma la joven.
Sofía es una de las jóvenes que está ingresada en un centro terapéutico residencial para menores con problemas. Ella lleva un año y medio en tratamiento. Sus ataques de ira provocaron que tanto sus padres como su hermano le tuvieran miedo. “Si no conseguía lo que quería les daba una paliza. Les hacía moratones y rompía la casa mientras mi hermano estaba aterrorizado”, lamenta.
“Una de las veces iba en el coche mi madre conduciendo y le di una paliza que casi nos estrellamos. También iba mi hermano con nosotras”, añade. Sus ataques de ira comenzaron a los 11 años, cuando tuvo una depresión como consecuencia del bullying. “Antes sí decía que era culpa de mis padres y de mi familia. Ellos han hecho todo para que yo estuviese bien, aunque no lo estaba”, sostiene.
La realidad de Sofía la comparten casi 4.500 jóvenes en España. Ella lleva internada un año y medio. Durante su estancia, se encarga de limpiar su cuarto que decora con muñecos, ropa y libros. La joven no tiene a nadie vigilándola las 24 horas, pero llegó a estar en esa situación. “Básicamente no puedes ir al baño sola, no puedes ducharte sola, todo es acompañado de un educador”, indica.
“Me rajé una vez y al ver que no funcionó pues pensé en las pastillas”, asegura sobre la causa que le llevó a estar con vigilancia durante todo el día. Ahora, mira hacia el futuro analizando lo que ha conseguido aquí. “He aprendido a gestionar mis ataques de ira. No lo voy a volver a hacer. Estoy bastante bien pero todavía tengo que trabajar ciertas cosas”, recalca Sofía después de animar a todos aquellos que noten "que van a ir a más, que pidan ayuda porque luego no puedes parar”.