Un centenar de jóvenes cruzan desde Marruecos a Ceuta en condiciones extremas. Agotados y con la única ayuda de unas aletas, se sumergen en el mar para llegar a la ciudad española. Para llevarlo a cabo, utilizan dos espigones: el del Tarajal y el de Benzú. Este último, divide a los dos países y está siendo el más utilizado por los migrantes.
En lo que llevamos de año, han llegado 150 menores. La Guardia Civil se quejan del mal estado en el que se encuentra el espigón. Se trata de una zona llena de piedras, donde las condiciones del mar son peligrosas incluso para los propios agentes
Sin flotador y sin ningún tipo de ayuda. Así se lanzan al mar cientos de jóvenes que deciden cruzar el espigón de Benzú -situado al norte de la localidad ceutí- para llegar a Ceuta. Alrededor de 50 migrantes se lanzan al agua diariamente, lo que supone un aumento con respecto a otros años. Los niños bordean el espigón para llegar a la ciudad española.
El estado de degradación de este espigón supone un riesgo para los propios guardias civiles, quienes ya se han quejado del mal estado de la zona. Las piedras se desprenden poco a poco y los agentes casi no pueden llegar hasta el final. La Guardia Civil asegura que no tienen soporte y que, en ocasiones, se ven obligados a agarrarse al vallado. En 2016, se anunció la redacción de un proyecto que no llegó a ejecutarse para mejorar las condiciones de la zona. Ante la pasividad de Marruecos, la única solución que encuentran es prolongar el espigón mar adentro.