Adiaratou Iglesias (Bamako, Mali, 1999) es una mujer gallega y campeona paralímpica. Su infancia estuvo marcada por la superstición y el peligro. “Toda mi familia es de raza negra y yo era la única albina”, confiesa a Noticias Cuatro. En África, esta condición genética puede costarte la vida. “Es peligroso. Estar ahí es no sentirte libre. No puedes salir por miedo a que te pase algo”, reconoce.
Iglesias es una atleta española que se ha convertido en todo un referente sin darse cuenta. De pequeña, ella no era consciente de la realidad. “Cuando eres una niña no te das cuenta, pero cuando eres mayor ves que quieres ir a un sitio y no lo haces”, afirma. La situación fue tan extrema que sus padres decidieron trasladarla de Bamako a Logroño con unos familiares.
En África, ser una persona albina significa haber sido “maldecido por el diablo”. “Somos perseguidos porque somos personas de mala suerte”, reconoce. Ella puede contar su historia porque sus padres decidieron que se marchase a España, concretamente a Logroño.
“Yo sabía lo que pasaba porque veía las noticias y pensaba que no quería que me pasara eso. Cuando mi madre me mandaba a hacer un recado, le decía que me calculase el tiempo para ver lo que tardaba”, sostiene. “Al final, las circunstancias no salieron bien con mis familiares en Logroño e ingresé en un centro de menores”, añade.
Adiaratou Iglesias sabe que si se hubiese quedado allí, seguramente no hubiese empezado con el atletismo. “Alguien apostó por mí y me sacó del centro de menores”, concluye refiriéndose a su madre gallega. Ahora, siendo campeona paralímpica, puede ver la recompensa a todo su esfuerzo.
“Ha sido un camino de subidas y bajadas, pero yo sabía que me apasionaba el atletismo”, dice con una sonrisa. Y es que con tan solo un 10% de visión, sabe que no hay ningún límite que no pueda superar.