Los vuelos en helicóptero, como el que contrató la familia española fallecida, son uno de los mayores reclamos turísticos de Nueva York. Según informan Mamen Sala y Ana García Quesada en el vídeo, cada año se producen unos 30.000 vuelos de este tipo en Manhattan y se trata de un negocio que mueve 50 millones de dólares al año. Sin embargo, se trata de una práctica rodeada de polémica porque saturan el espacio aéreo y por el ruido que generan. Los vecinos de la zona llevan años quejándose y quieren que se prohíban.

Los vuelos en helicóptero son uno de los grandes atractivos turísticos de Nueva York. Los vuelos operados por New York Helicopter Tours cuestan unos 270 dólares por persona y son 30 minutos sobrevolando la ciudad. En Manhattan ha media docena de compañías que al año realizan unos 30.000 vuelos de este tipo, generando un negocio que mueve 50 millones de dólares al año.

Pero es un negocio que está rodeado de polémica ya que saturan el espacio aéreo y, además, generan mucho ruido, por lo que muchos quieren prohibirlos. Los vecinos llevan años quejándose del exceso de helicópteros en la zona piden que se cierre el helipuerto a los vuelos turísticos y que solo se permitan vuelos y viajes privados. El problema es que existe muy poca legislación en este sentido.

A día de hoy, existe un proyecto de renovación de los helicópteros tradicionales, para sustituirlos por eléctricos y que así contaminen menos y hagan menos ruido, pero a nivel federal estos helicópteros eléctricos no han sido probados todavía para vuelos comerciales y es un proyecto que está yendo muy lento.

El helicóptero siniestrado en Manhattan con la familia española a bordo era del modelo Bell 2006. Esta aeronave tiene capacidad para siete personas y se usa para vuelos turísticos. Subirse a bordo y disfrutar, desde las alturas, de los lugares más emblemáticos de la ciudad, se ha convertido en una forma espectacular de conocer Nueva York. Durante el tour por el aire se pueden disfrutar de vistas privilegiadas de Central Park, el skyline de Nueva York, el Empire State o la Estatua de la Libertad de cerca.

La empresa New york Helicopter Tour, que operaba el vuelo siniestrado, cobra unos 270 euros por persona por un recorrido de 30 minutos, pero son muchas las empresas que ofertan esta actividad. Unos 30.000 viajes turísticos en helicóptero despegan al año del helipuerto del muelle 6 de Manhattan, el mismo del que partió el aparato siniestrado. Un negocio que aporta a la ciudad unos 50 millones de dólares anuales y que sin embargo no todos aprueban. No solo por el ruido que causan a los residentes locales sino también porque saturan el espacio aéreo.

El de la familia española no es el primer accidente de este tipo que ocurre en la ciudad. El más mortífero hasta ahora se produjo en 2018, cuando una aeronave que volaba con cinco turistas a bordo y las puertas abiertas capotó y se hundió en el río. Solo sobrevivió el piloto.

Desde 1977 al menos 32 personas han muerto en accidentes de helicópteros turísticos en Nueva York.

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