En Estados Unidos, a menos de dos semanas de las elecciones presidenciales, más encuestas confirman el sorpasso de Donald Trump a Kamala Harris en la carrera a la Casa Blanca. Los demócratas centran ahora su mensaje en descalificarle como un enemigo y un peligro para la democracia. Por su parte, el candidato republicano basa su estrategia en extender la sombra del fraude sobre el sistema electoral.
Según explica el subdirector de Noticias Cuatro, José Luis Fuentecilla, Donald Trump ha insistido en que sólo aceptará el resultado electoral si es “limpio”, es decir, si gana él. Además, en esta ocasión los republicanos se están preparando a conciencia para recurrir el resultado si finalmente Kamala Harris sale victoriosa. El magnate cuenta con un ejército de 200.000 personas entre voluntarios, interventores o abogados, con el objetivo de vigilar la limpieza de todo el proceso.
Además, los republicanos cuentan con mucho dinero. Según publica el Wall Street Journal, varios multimillonarios afines a Donald Trump han donado hasta 140 millones de dólares a 50 grupos que velan por la limpieza electoral y que han empezado su trabajo presentando decenas de impugnaciones contra los censos electorales.
Donald Trump, decenas de políticos republicanos y más del 60% de sus votantes siguen diciendo que Joe Biden les robó las elecciones de 2020. Basándose en que en el sistema electoral americano cada estado tiene sus reglas, hay que registrarse para votar, en algunos casos incluso puedes votar provisionalmente sin identificación, Trump ha sembrado dudas sobre el voto por correo y sobre las máquinas automáticas de voto y recuento. Pero, al final, después de recuentos y revisiones exhaustivas, los casos de votos fraudulentos son insignificantes. Por ejemplo, el Estado de Georgia acaba de limpiar su censo electoral: de 8 millones de votantes, solo han purgado a 20 que no tenían la ciudadanía de EEUU, de los que 11 nunca llegaron a votar.
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