Sábado por la tarde en la pequeña localidad de de Butler, en el Estado de Pensilvania al noreste de Estados Unidos. Donald Trump se dispone a dar un mitin más en su campaña electoral hacia la Casa Blanca. Saluda a un público entregado y comienza su discurso. Pocos minutos después, suenan varios disparos. Trump nota un impacto en su oreja derecha y se agacha. Los agentes del servicio secreto se abalanzan sobre él. Acto seguido, el expresidente se recompone y levanta el puño.
Un tirador del servicio secreto ha matado al atacante que estaba disparando desde el tejado de un pequeño edificio situado a unos 130 metros del escenario de Donal Trump.
Trump es evacuado en su coche hacia un centro médico cercano, pero antes de entrar al vehículo, se gira de nuevo enarbolando el puño para saludar a sus seguidores. Atrás la confusión y el miedo han invadido un escenario que poco a poco va quedando vacío.
Los disparos del atacante, un joven de 20 años, también alcanzaron a tres hombres que se encontraban entre el público. Uno de ellos ha muerto y los otros dos han resultado heridos graves
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