Pamplona, a rebosar en el último fin de semana de los Sanfermines, vive un séptimo encierro fugaz

Pamplona ha vivido hoy el séptimo y penúltimo encierro de los Sanfermines, que ha sido muy rápido y accidentado. Los toros de José Escolar han completado la carrera en unos fugaces 2 minutos y 17 segundos, culminando el segundo encierro más rápido de esta edición.

Con más corredores que en los días anteriores, los toros han dejado a su paso multitud de mozos caídos. Aunque no ha habido heridas por asta, si se han registrado ocho incidencias, con seis traslados.

Pamplona, a rebosar para el último fin de semana de los Sanfermines

Mientras, en las calles se sigue respirando el buen ambiente, con el rojo y blando reinando en la ciudad. Este fin de semana, ante su cierre, siguen llegando turistas de todas partes. Aún quedan por apurar unas horas de fiesta y la mecha de la diversión continúa prendida.

A minutos de arrancar encierros como el de hoy, los balcones de las calles por las que pasan los astados se empiezan a llenar de gente. Desde éstos, “se ve espectacular”, afirman muchos, recalcando que desde lo alto de cada casa se vive también el ambiente de una forma especial; un ambiente entre la emoción y la tensión.

“La jarana es buena. Hemos comido, hemos bebido bien y todo muy bien”, nos cuenta uno de los que asisten a la famosa fiesta.

 Algunos, como hemos podido comprobar, celebran también San Fermín desde casas particulares que, durante los días en que Pamplona vive sus actos más esperados, acogen visitantes solo durante la mañana para la ocasión.

“Es una casa que ellos nos la ceden. Vienen los señores a ver el encierro y les damos un desayuno”, cuenta Jana, propietaria de la casa.

Bares y establecimientos, también llenos y preparados para la ocasión

También en los bares abren antes de tiempo para recibir a visitantes que quieren ver a los mozos desde el balcón: “El cliente viene aquí a desayunar y después a la derecha tenemos ya la calle estafeta donde van a ver los encierros en balcones preferenciales”, explica Juanchu Patús, presidente de Asociaciones de Viajes.

“Esto es un privilegio, poder verlo aquí”, destacan en el lugar.

De igual modo, hasta locales como inmobiliarias donde todo el año se compran y venden piso aprovechan la ocasión: en sus puertas han colocado barreras para ver desde ahí el encierro. “Como muchos locales, aprovechamos ya para verlo desde aquí”, señala Aima López, gerente de Inmobiliaria Estafeta, ante nuestras cámaras.

“Estás en primera línea. Además es una zona más ancha y tienes una perspectiva muy buena”, nos cuentan desde el lugar.

Estos lugares privilegiados se consiguen a veces con invitaciones y otras pasando por caja, con unos precios que oscilan entre los 50 y los 100 euros, aunque en algunas zonas del recorrido pueden llegar a costar hasta 200 euros.

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