En solo unas semanas, Gaza se convirtió en la guerra que más niños ha matado, más que cualquier otra guerra del mundo en todo un año. A las cifras de muertos hay que sumar miles de niños que han sobrevivido pero con heridas muy serias. Como Hana, de 10 años, que sueña con el día en que pueda curarse para salir a jugar. Como informa Aurelio Megía, esta niña tiene quemaduras en más del 30 por ciento del cuerpo.
La Franja de Gaza ya es un gran cementerio de niños asesinados. Durante estos ocho meses de guerra, según UNICEF, más de 15.000 menores han sido enterrados. A estos fallecidos hay que sumarles otros miles que yacen sepultados bajo los escombros. Otros han logrado sobrevivir a las bombas y viven para contarlo. Han quedado heridos para siempre por los traumas de la guerra. Tullidos, mutilados o quemados.
"Quiero que me curen y que mi cara sane y vuelva a ser como era antes. Que mi cuerpo se cure y quiero vestirme y caminar, y recibir tratamiento. Ir al extranjero porque aquí no hay medicamentos. Apenas hay medicinas", comenta Hana Akel, la pequeña que a sus 10 años ya se ha enfrentado al lado más cruel de la guerra.
Fue alcanzada por fuego de artillería israelí cuando caminaba por el campo de refugiados de Bureij, en el centro de la Franja de Gaza. Las quemaduras han desfigurado su rostro, le cuesta hablar y le duele hasta abrir los ojos. "Cuando me haya recuperado. Cuando mi cara vuelva a ser la que era jugaré con mis amigos. Seré feliz y volveré a jugar en el columpio. Pero... fui al campo al-Bureij, era mi destino", lamenta la pequeña.
La niña sufre quemaduras de segundo y tercer grado en el 35% de su cuerpo. Como explica uno de los cirujanos pláticos, "necesita tratamiento urgente en otros centros que están mejor preparados. Necesita equipo, tratamiento, ungüentos y otras cosas. Necesita más".
La niña se encuentra en un hospital que es como un barco que se hunde en mitad de una guerra. Su madre se desespera, impotente junto a su hija: "Le pido a todos los países, le pido a Estados Unidos y a cualquiera que tenga un poco de humanidad, que intervengan por mi hija y que la ayuden a viajar al extranjero para que pueda recibir tratamiento".
Hana solo es un caso más entre los miles de niños que sufren las consecuencias de una guerra que hoy cumple 258 días.