Suiza alberga desde este sábado una reunión de alto nivel sobre el estado de la guerra en Ucrania. Asisten representantes de casi 100 países y organizaciones internacionales, en su mayoría aliados de Kiev. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, también estará presente e interviene por la tarde en la sesión inaugural y el domingo en la mesa específica de seguridad alimentaria, según informan en el vídeo Carlota Núñez y Guillermo G. Gálvez.
Tiene lugar en el hotel Bürgenstock, sobre el lago de los Cuatro Cantones, que recuerda el lujoso resort suizo que es sede este fin de semana de la Cumbre de Paz sobre Ucrania al sanatorio de la novela de Thomas Mann. Si aquella se ambientó en un mundo enfermo en los albores de la Primera Guerra Mundial, las páginas que representantes de casi 100 países tratan de escribir ahora buscan una alternativa al desastre.
“Es un mensaje muy importante el hecho de que este número de países, varias decenas de países, de enorme importancia internacional, se sienten para ver, no la manera de ganar una guerra, sino la manera de detener una guerra”, señala José María Peredo, catedrático Comunicación y Política Internacional Universidad Europea.
No está Moscú. No está invitada porque esta no es una plataforma para negociaciones directas entre Rusia y Ucrania. De hecho, Putin ha denostado el encuentro. “Estamos a favor de la paz, pero no de que nos impongan formatos que no tienen que ver con la realidad”, afirmó ya en abril el presidente ruso.
"Hacia dónde va a conducir ese primer paso es difícil de analizar”, apunta Peredo, porque “Rusia, por mucho que intente ningunear lo que va a ocurrir en Suiza, indudablemente va a tener que escucharlo y observar. También China”.
La realidad es que en el tercer año de la invasión, Rusia está lejos de conseguir una victoria, y tras meses de sufrimientos, Ucrania empieza a recibir el nuevo y poderosos paquetes de ayuda militar de Occidente.
“Se trata de un momento que todos esperábamos en el ámbito internacional y además coincide con un momento favorable a Ucrania y a los aliados”, afirma Peredo.
Cumbre que viene precedida de una semana de intensa ofensiva de los aliados de Zelenski: expulsión masiva de espías rusos de territorio OTAN; sanciones estadounidenses a la arquitectura del sistema financiero de Rusia, reorientada para facilitar la inversión en su industria de defensa; aAcuerdo histórico del G7 para destinar los intereses de los activos congelados a Moscú en el marco de las sanciones de guerra a la defensa de Ucrania (50.000 millones de dólares que se suman a los otros 50.000 que aporta la Unión Europea y a los 60.000 de Estados Unidos).
A ello se suma el pacto de seguridad Ucrania-Estados Unidos que acerca a Kiev a la OTAN. “Es una señal evidente de que apoyaremos a Ucrania en su lucha por la libertad durante el tiempo que sea necesario”, aseguró la presidenta de la Comisión Europea en funciones, Ursula von der Leyen.
Tampoco se escapa que esta Cumbre brinda la oportunidad a Zelenski de volver a poner el foco diplomático en la guerra de Ucrania después de meses de fuerte atención global sobre el conflicto en Gaza.
“En la respuesta de Zelenski también está esa cuestión: Ucrania se ha defendido con las armas de los aliados, pero con las vidas de los ucranianos”, indica Peredo.
China ha declinado la invitación al encuentro, pero conocerá las propuestas de Ucrania diseñadas en el marco de la Carta de la ONU sobre, entre otros asuntos: seguridad nuclear, seguridad alimentaria, liberación de prisioneros de guerra y regreso de sus niños secuestrados por Rusia.