Qué ocurre con tu hipoteca si tu banco quiebra

En un mundo financiero en constante cambio, la posibilidad de que una entidad bancaria quiebre, aunque sea una situación poco frecuente, genera cierta inquietud entre sus clientes, incluidos aquellos con los que tienen contratadas hipotecas. ¿Qué pasa con una deuda hipotecaria cuando el banco se declara en insolvencia? Echamos un vistazo al “qué pasaría sí” de esta casuística en base a la normativa vigente, pero también fijándonos en los derechos y obligaciones que tienen los titulares de dichas hipotecas, así como las medidas pueden tomar para protegerse.

Las hipotecas no desaparecen con la quiebra del banco

Uno de los primeros conceptos que deben quedar claros es que la quiebra de un banco no extingue las deudas hipotecarias. De hecho, las hipotecas se consideran activos para las entidades financieras, lo que las convierte en un recurso valioso durante los procesos de liquidación o reestructuración. En caso de insolvencia de la entidad, estas deudas suelen ser transferidas a otra institución financiera o gestionadas por un fondo de inversión. 

Para los titulares de hipotecas, esto significa que los pagos deben continuar en las mismas condiciones que estaban pactadas inicialmente. Hay que tener presente que la obligación de abonar las cuotas mensuales sigue vigente, independientemente de la situación del banco.

¿Qué ocurre con los activos del banco en quiebra?

Cuando un banco entra en insolvencia, el proceso generalmente implica la venta de sus activos, incluidas las hipotecas, a otra entidad financiera. Este procedimiento garantiza la continuidad de los contratos existentes.

Por ejemplo, en España, casos como los de Banco Popular en 2017, siendo finalmente adquirido por Caja Santander, o Caja Castilla La Mancha en 2009, que fue la primera caja que necesitó ser rescatada en la anterior crisis. Estos dos ejemplos son espejos que nos permiten comprobar qué pasa en este tipo de situaciones, y cómo otras entidades asumieron las carteras de clientes sin interrumpir los servicios. En estos escenarios, los clientes hipotecarios suelen ser informados de la transferencia y de la nueva entidad responsable de gestionar su deuda. 

Los derechos del cliente ante la transferencia de la hipoteca

Es importante saber que la nueva entidad que asume la hipoteca no puede modificar unilateralmente las condiciones del préstamo, como el tipo de interés o el plazo de amortización. Según la normativa vigente, cualquier cambio debe contar con el consentimiento expreso del cliente.

Por lo tanto, los titulares de hipotecas pueden estar tranquilos, ya que sus derechos contractuales se mantendrán intactos. Si la nueva entidad intenta modificar las condiciones sin consentimiento explícito, los clientes pueden recurrir a las autoridades regulatorias, como el Banco de España, para reclamar.

El papel de los reguladores y la transparencia

La intervención de los organismos reguladores, como el Banco de España o el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), es importante en estos casos a la hora de garantizar que el proceso de transferencia de activos se realice de forma ordenada. Estas instituciones supervisan que las operaciones se lleven a cabo sin perjudicar a los clientes.

Por otra parte, es labor de los titulares de las hipotecas el estar atentos a las posibles comunicaciones oficiales, ya que la nueva entidad será responsable de informarles sobre cómo proceder con los pagos y otros aspectos relacionados con su contrato.

Consejos para prepararse ante la incertidumbre

Aunque las quiebras bancarias no son frecuentes, existen medidas que los titulares de hipotecas pueden tomar para estar preparados:

  • Diversificar relaciones financieras: Tener cuentas en varias entidades puede reducir el riesgo asociado a la quiebra de un único banco.
  • Monitorizar la salud financiera del banco: Informarse sobre la estabilidad de la entidad donde se tiene la hipoteca puede ofrecer tranquilidad.
  • Mantener un registro detallado: Contar con copias del contrato de hipoteca y comprobantes de pago puede ser útil en caso de disputas.

La quiebra de un banco puede generar cierta incertidumbre, pero no debe ser motivo de alarma para todos aquellos titulares de hipotecas en estas entidades. Las normativas existentes y las prácticas del sector garantizan que las deudas se mantendrán en condiciones justas y que los clientes no se verán perjudicados.

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