Acaba de llegar a las librerías españolas ‘Los nombres de Feliza’ (Alfaguara), la esperada nueva novela del autor colombiano Juan Gabriel Vásquez después del éxito de ‘Volver la vista atrás’, que ganó el Premio Bienal de Novela Vargas Llosa 2021, entre otros muchos reconocimientos.
‘Los nombres de Feliza’ es una ficción con base real sobre una artista excepcional, la escultora Feliza Bursztyn, que supo enfrentarse a todas las convenciones de su mundo. El autor, Premio Alfaguara de novela en 2011 con ‘El ruido de las cosas al caer’, funde la autobiografía, la realidad y la imaginación para crear una obra sobre cómo la vida íntima de un ser humano se ve inevitablemente arrollada por las fuerzas de la historia y la política.
El 8 de enero de 1982, Feliza Bursztyn murió en un restaurante de París, tenía cuarenta y ocho años. En el momento de su muerte repentina la acompañaban su marido y cuatro amigos. Uno de ellos, el escritor Gabriel García Márquez, publicó días después un artículo que incluía tres palabras en apariencia simples, pero misteriosas en el fondo: “Murió de tristeza”.
“Hay una profunda contradicción entre su fama de vitalista y extrovertida y que García Márquez dijera que murió de tristeza”, explica Vásquez en una entrevista con Noticias Cuatro.
Juan Gabriel Vásquez parte de esas palabras de Nobel colombiano para investigar en la vida secreta o desconocida de una mujer extraordinaria. Feliza Bursztyn se enfrentó siempre a la sociedad en la que le tocó vivir. “Su vida fue una constante defensa de su libertad personal. Odiaba que le pusieran a explicar sus propias esculturas”, afirma Vásquez.
Hija de una pareja de judíos expatriados en Colombia, artista revolucionaria en un tiempo de revoluciones políticas, mujer de espíritu libre en un mundo que desconfiaba de la libertad de las mujeres, llevó una existencia que puso en escena las grandes tensiones del siglo XX y, sobre todo, el deseo de ser dueña de sí misma.
“Nunca llegamos a conocer a nadie porque los percibimos a través de los sentidos. Siempre hay algo opaco, nunca alcanzamos a ver su alma”. Explica Vázquez. Por eso recurrió a la ficción (aunque muy documentada) para entender la psicología de Feliza Feliza Bursztyn, a la que nunca conoció
“Es más fácil penetrar en el alma de los personajes de ficción: conocemos mucho mejor a Madame Bovary, Ana Karenina o Raskólnikov que a nuestros mejores amigos”, remacha Vásquez.
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