¿Cómo es posible que Wodehouse, genio del humor británico, se convirtiera en un apestado en Inglaterra? ¿O que el poeta Bergamín, madrileño de raíces malagueñas, cerrase filas con la causa ‘abertzale’ durante los años de plomo? ¿Que Vicente Blasco Ibáñez, después de convertirse en el escritor español más exitoso de la historia, solo consiguiera reconciliarse con su patria estando fuera de ella? ¿O que, en medio de su auge como novelista, Edith Wharton emprendiera una suerte de exilio doméstico?
A través de historias de gente desarraigada, que huye de sí misma o que se aleja voluntariamente de un mundo que no entiende, el filósofo y escritor Jorge Freire (Madrid, 1985) reflexiona en ‘Los Extrañados’ (Libros del Asteroide) sobre el sentimiento universal de no pertenencia y el asombro que conlleva vivir en un continuo estado de extrañeza.
“Estos personajes de mi libro no fueron hijos de su tiempo, y por eso nunca caducan”, explica Jorge Freire en una entrevista con Noticias Cuatro. “En algún momento de nuestra vida, todos nos hemos sentido repentinamente ajenos y fuera de lugar, a la manera de teselas que no encajaran en un mosaico; como si, de alguna forma, nuestro sitio verdadero estuviera muy lejos”.
Si Wodehouse, Bergamín, Blasco y Wharton fueron inactuales e intempestivos es, probablemente, porque la conciencia del desarraigo les obligó a ello. “Generalmente quien es fiel a sí mismo y trata de ser virtuoso tiene que alejarse del rebaño”, sostiene Freire. “Uno nunca puede librarse de ser quien es. Uno puede limar las aristas del temperamento, pero el carácter viene hecho”.
El extrañamiento es la mancha en la frente de quien nunca encuentra un sustrato firme en que asentarse. Como la marca de Caín, obliga a quien la porta a errar indefinidamente, incluso cuando los pies se le agrietan y las reservas de ánimo escasean. Hay quien lleva su marca como un estigma invisible, solo apreciable al roce de la piel, y quien la lleva como un letrero luminoso. “Por eso muchas veces no queremos conocernos, preferimos vivir engañados", opina el autor.
Jorge Freire cree que ninguna de las personas que en este libro comparecen fueron individuos alienados, sino precisamente individuos conscientes, aunque en algunos casos terminaran ensimismándose, cayendo en la introspección. "El extrañamiento -concluye el joven filósofo- puede acabar siendo una enfermedad mortal".
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