Hallan el vino más antiguo de la historia en una tumba romana del siglo I d.C en Carmona (Sevilla)

Una tumba romana en Carmona (Sevilla) escondía un secreto, albergar el vino más antiguo del mundo. Esta bebida data del siglo I d.C. y su estado de conservación es bastante bueno. Según informa Marta Álvarez Noticias Cuatro, Carmona era el corazón de la antigua Bética, una de las provincias romanas de la Península Ibérica. Juan Manuel Román, arqueólogo municipal de Carmona, explica: “Es un hallazgo hasta el momento único”.

Bajo los cimientos de una casa encontraron una antigua tumba romana en 2019, en la que se escondía un caldo con 2.000 años de historia. Juan Manuel Román, asegura: “Los fragmentos de hueso se depositaron en el interior de la urna e inmediatamente se echó el vino hasta prácticamente colmatar el recipiente por completo”. La urna contenía una vasija de vidrio, cuyo interior tenía un líquido para preservar los restos de un ciudadano de esa época, a modo de ajuar funerario.

Juan Manuel Román expone: “Tiene sentido para la conservación de los huesos, esto evidentemente forma parte de un ritual funerario del que hasta ahora desconocíamos su existencia”. El líquido rojizo que contenía la urna fue vino en otra época y se ha conservado gracias a que la tumba estaba intacta y bien preservada, sin embargo, el tiempo le ha robado algunos de sus caracteres esenciales, como el alcohol.

En un laboratorio cordobés han identificado hasta siete polifenoles diferentes

En un laboratorio cordobés han identificado hasta siete polifenoles diferentes. Estos son unos biomarcadores presentes en todos lo vinos. Rafael Ruiz, catedrático de Química Orgánica, afirma: “Es un vino blanco y es un vino elaborado en una zona andaluza”. Es un caldo único del que se conservan cinco litros, que muchos siglos después siguen haciendo historia.

Este caldo, descubierto por el Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, se ha registrado como el vino líquido más antiguo de la historia hasta ahora. De esta manera, sustituye a la botella de vino de Speyer, la cual se descubrió en 1867 y se fechó en el siglo IV d.C, y se conserva en el Museo Histórico de Pfalz (Alemania).

Los resultados se publicaron en la revista ‘Journal of Archaeological Science: Reports’

El reto de los investigadores fue comprobar si el líquido rojizo que encontraron era vino o si en otra época lo fue, porque ya había perdido muchas de sus características esenciales. Para asegurarse recurrieron a una serie de análisis químicos, que estuvieron a cargo del Servicio Central de Apoyo a la Investigación (SCAI) de la UCO. Los resultados han sido publicados en la revista ‘Journal of Archaeological Science: Reports’.

Entre varias características, estudiaron el pH, la ausencia de materia orgánica, las sales minerales, y la presencia de determinados compuestos químicos que podían estar relacionados con el vidrio de la urna o con los huesos del difunto. Al compararlo con vinos actuales de Montilla-Moriles, Jerez o Sanlúcar; hallaron los primeros indicios de que el líquido analizado fue vino. La ausencia de un polifenol concreto, el ácido siríngico, ha servido para identificar al vino como blanco.