El investigador y ensayista Xavier Nueno estudia la sobrecarga de la información en ‘El arte del saber ligero’. Se trata de una breve historia del exceso de información. Y llega a una conclusión paradójica: “Hay demasiados libros y para reducir esa información escribimos más”.
Nuestro desasosiego ante la sobrecarga informativa no es un fenómeno nuevo. Mucho antes de la llegada del mundo digital e internet, nuestros ancestros lectores experimentaron con inquietud los efectos de la acumulación infinita de libros y escritos. Pero junto a la tradición que desea aumentar siempre las colecciones de la biblioteca hay otra, menor y subversiva, que advierte de los peligros que corremos de vernos sepultados por el pasado.
Desde Petrarca hasta Voltaire, pasando por los primeros filólogos, los enciclopedistas barrocos, los revolucionarios franceses, y Montaigne, los protagonistas de este ensayo presentan rasgos contradictorios. Aquí, las vanguardias y los antimodernos sellan el pacto contrario al de Fausto: en lugar de entregar su alma a cambio de un conocimiento ilimitado, se explora la idea de cómo ponerle un límite al deseo de saberlo todo. "Nos ahogamos de la misma manera que si estamos en una piscina. En el mismo modo que un bibliotecario no era capaz de leer toda su biblioteca, nosotros tampoco lo somos", explica el ensayista catalán de 34 años.
Armados con tijeras, estos lectores fabrican bibliotecas portátiles y otras formas abreviadas, ligeras y móviles del saber con el objetivo de sacar el conocimiento de las estanterías polvorientas y practicar un verdadero humanismo transformador. Su arte de la reducción nos recuerda que a la barbarie se llega tan pronto por la falta de libros como por su sobreabundancia.
"Hoy nos venden menos a través del exceso de libros y más a través del exceso de información que tenemos en nuestros móviles", sostiene el investigador y Doctor por la Universidad de Harvard. Para él, un libro es "un gran esfuerzo" por organizar "esa gran abundancia de información".
Y es que la clave está en la perspectiva. "Hay que desenfocar la vista para ver el mundo de una forma distinta a la que nos viene dada", añade Nueno sobre este trabajo en el que le pide a todo el mundo que, si no les gusta, se deshagan de él.