Israel y Hezbolá protagonizan el mayor intercambio de fuego de las últimas dos décadas, que deja al menos tres muertos. Las bombas israelíes han caído de madrugada sobre el sur del Líbano. Ha sido su operación más potente desde el comienzo de la guerra de Gaza. Un ataque preventivo, según Tel Aviv, ante una inminente represalia de Hezbolá por el asesinato de su líder militar el pasado julio. La milicia libanesa ha respondido al fuego israelí con el lanzamiento de 300 cohetes, misiles y drones, interceptados la mayoría por los sistemas de defensa.
El intercambio de ataques entre Hezbolá e Israel se produce a solo unas horas de que se reanuden en El Cairo las conversaciones para un posible alto el fuego que ahora parece más lejos. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, con su popularidad recuperada en los sondeos, advierte que quienes ataquen a Israel, ahora en estado de emergencia militar, pagarán el precio.
La policía alemana reúne pistas para esclarecer lo que consideran un atentado terrorista en Solingen. Ya tiene al principal sospechoso, un joven sirio de 26 años que se entregó ayer. Confesó ser el asesino de 3 personas y herir a otras 8 en el festival de la ciudad alemana. Esta tarde hay convocadas manifestaciones ultraderechistas en Solingen.
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