De lo más impacientes, Jose y la Rebe llegaban al salón de celebración acompañados de su pequeño, que cargaba las alianzas. Todos sus familiares y amigos les gritaban y aplaudían celebrando su amor.
La Rebe estaba cumpliendo su sueño y el de su familia: vestirse de blanco. Y llegó el momento en el que nadie pudo contener más las lágrimas. “Cuando vi a mis padres tan emocionados, no me pude contener, era un río”, recuerda.
Su hijo también rompía a llorar y protagonizaba uno de los momentos más emotivos de la ceremonia secándole las lágrimas a su mamá.
Pero, entre tanta gente, la novia se acordó de alguien muy especial para ella: “¡Esto va por mi abuelo!”. Recientemente fallecido, ocupaba el corazón de su nieta en el día más importante de su vida: “¡Te quiero, abuelo!”.