Dispuesta a convertirse en una motorista de nivel, Marisol decide ir a tomar clases de moto en compañía de su comadre, pero al primer acelerón del ciclomotor tiene claro las velocidad no está hecha para ella y que lo que realmente quiere es que su marido y sus hijas la mimen eso sí, no va a ser fácil conseguirlo.
Con casco y traje de protección, Marisol se atreve con su primera y última clase de moto. Ella estaba convencida de que las grandes velocidades son su pasión e incluso, se siente decepcionada al ver que la moto de prácticas no corre más que 80Km/h “Esperaba una BMW para meter la quinta y la sexta”. Tras recibir las primeras indicaciones del profesor, Antonio el Halcón Callejero, Marisol se viene arriba y decide acelerar por su cuenta.
Una idea que no sabemos si fue buena o mala porque en ese momento, a la ‘Coquito de Talayela’ se le iluminó la bombilla y decidió cambiar su plan. Tras atreverse a conducir ellas sola unos metros, tuvo claro que lo que quería era tumbarse a la bartola y que su familia la mimara, por lo que decidió lanzarse de la moto y que fuera la que dios quisiera. Marisol no se hizo nada en la caída, pero decidido pedir ayuda a su comadre para fingir que se había roto un tobillo y que la escayolara.
La comadre no daba crédito e intentó por todos los medios que Marisol entrara en razón y no engañara a su familia porque la iban a pillar pero nada, ella quería sentirse Cleopatra y no paró hasta estar escayolada. Daniel no podía creer lo que estaba viendo y se llevó un buen susto al ver a su mujer con la pata chula. Eso sí, respiró tranquilo porque él no quería la moto ni en pintura “El que no quiera tiros que no vaya a la guerra”.