Lydia Lozano llega pisando fuerte a 'Los miedos de...', para enfrentarse a su pánico, las agujas, los hospitales y las operaciones. Un terror que dificulta actos tan cotidianos como realizarse revisiones médicas. Además, ha impedido que la colaboradora de televisión se someta a retoques estéticos como el botox, según relata.
La periodista llega a la primera parada de su viaje para enfrentar sus miedos, una clínica de acupuntura. Patricia Jaro será la encargada de ayudar a Lydia en esta ocasión, intenta relajar a su paciente, la cual comenta que "estaba muy nerviosa, agarrotada, las piernas me temblaban".
Patricia aún había tocado a Lydia, pero ella comienza a quejarse, "estoy muy mareada". La psicóloga Bárbara Tobar explica que la periodista debe "controlar su respuesta física. El miedo nos puede, nos secuestra".
La acupunturista empieza a pasar una ventosa por el brazo de Lydia, para mejorar la entrada de las agujas. La colaboradora sigue replicando, "el húmero no lo toques", ya que lo tiene un poco "chungo", tras su accidente. Ese episodio de su vida, que ocurrió hace 20 años, podría ser el origen de sus miedos: "Cuando llegué a urgencias, lo tengo un poco trauma, me quitaron los cristales de golpe, vi como esa aguja entraba sin anestesia, si nada y me desmaye"
A pesar de esto, Lydia aguanta las agujas en su brazo, eso sí, con alguna que otra queja, "me he sentido malestar, temblor, tengo la boca seca, ganas de vomitar, una experiencia muy chunga". Pero enfrentarse a sus miedos no iba a ser tan fácil, comienza el verdadero pánico, "¡No! En la cara no, no, no por favor, por favor, por favor, eh, que en la cara no".
Patricia quiere poner agujas en la frente de la periodista, pero solo consigue insertar una. Suficiente para Lydia que decide terminar con la sesión de acupuntura, después de romper a llorar: "Por favor, Patricia, te lo pido, no me pinches más. Me estoy llevando un soponcio, no me pinches más, por favor, vamos a dejarlo"
Según la acupunturista, la mayoría de personas que requiere sus servicios tiene miedo a las agujas, pero "nunca me había enfrentado a una persona así en la vida, es un miedo como nunca he visto".