Cristina Cifuentes sufrió un gravísimo accidente de moto hace ocho años que la tuvo dos semanas en coma. Iba con su moto por el Paseo de la Castellana y uno coche se la llevó por delante. Estuvo entre la vida y la muerte, pero afortunadamente logró recuperarse. Ha venido a ‘Los miedos de…’ porque, desde ese momento, le cogió miedo a las motos. Su familia no quiere que vuelva a subirse en una, pero ella cree que es el momento de dejar atrás sus temores y de dar una última vuelta en este vehículo, para despedirse.
La primera parada del viaje de Cristina Cifuentes fue una pista de nieve. Desde que tuvo el accidente no volvió a esquiar, aunque era algo que le encantaba. Al verse en la cima de la pista tuvo miedo, pero lo dejó atrás y acabó disfrutando muchísimo del descenso.
La segunda parada llevó a Cifuentes y a su hijo Javier hasta el hospital de La Paz, donde la atendieron tras el accidente. Aquí nos contó que estuvo a punto de morir tres veces: una de ellas en la ambulancia, otra en urgencias y la tercera en la UCI, ya que tenía un fallo multiorgánico.
Cuando la expolítica se despertó del coma sintió mucho miedo porque estaba intubada, tenía un respirador artificial y muchos dolores. No sabía qué había ocurrido y eso le asustó mucho. “Pero también descubrió que más allá del dolor, lo peor de la vida es el miedo”, contó. “Yo dije aquí no me muero. No me muero sola y en la UCI. Si me muero es en casa o en la habitación con mis seres queridos. Esa determinación me ayudó mucho a salir de la UCI muchos días antes de lo que los médicos preveían”, añadió.
Como no podía ser de otra forma, la tercera parada de Cifuentes era en un circuito para volver a conducir una moto. El más reticente a ello era su hijo, Javier, que la acompañó durante toda la experiencia. Era pequeño cuando su madre entró en coma y lo pasó muy mal, por eso no quería que volviera a subirse a uno de estos vehículos. Al final, la expresidenta de la Comunidad de Madrid prometió que esta iba a ser su última vez, su despedida de las motos. “¿Me lo prometes?”, insistió Javier. “Prometido”, respondió ella.