Arturo ha tenido claro que estaba cenando con un pivón en ‘First Dates’, pero su corazón sigue sintiendo algo especial por su novia a distancia de los 17 años y por su perrita Carlina. Verónica estaba convencida de que Arturo se había prendado de ella, pero cuando ha visto que no, le ha dado un golpe de realidad.
Cuando ha visto a Arturo, Verónica ha sentido que era un buen hombre, pero le ha visto un poco antiguo para ella “Físicamente lo veo muy antiguo, yo tampoco es que sea muy moderna, pero que me lo habéis sacado de Cuéntame y me lo habéis plantado aquí”. Sin embargo, ha querido conocerle un poquito mejor.
Él parecía encantado con Verónica y no ha parado de invitarle a su tierra para ver a sus animales, pero ella no terminaba de convencerse. Arturo le ha contado que tiene una perrita que lo es todo para él “La Carlina para mí es lo primero, lo es todo, para mí es lo primero”, tanto que llevaba un rato sin ella y ya estaba de los nervios “Lleva diez horas sin la perra y le está dando un cuadro de ansiedad”.
A Verónica le ha parecido un poco excesivo, pero no tanto como que todavía siguiera enamorado de la novia que tuvo a distancia con 17 años y no hubiera vuelto a estar con ninguna mujer. Una confesión que ella esperaba que cambiara al conocerla, pero que no ha sido así.
En la decisión final, Arturo ha explicado que no le gustaría tener una nueva cita con Verónica porque no había sentido la conexión espiritual que tenía con su novia de 17 años y que de hecho “creía que iba a venir mi exnovia de los 17 años”. Verónica ha flipado y le ha dejado las cosas muy claras “Un chute de vida, espabila que tienes horchata en las venas… Estamos en la vida, te pegas dos ostias de realidad y ya está, tus ostias de realidad voy a ser yo”.
Arturo se lo ha tomado muy bien y no ha rechazado ir a visitarla en alguna ocasión. Eso sí, Verónica le ve más con su madre que con ella “Yo si quieres te presento a mi madre, que seguramente vas a compenetrar mejor con ella que conmigo”.