Elisabeth y Pablo habían protagonizado una cita muy cordial y divertida, que ha terminado con ambos conteniendo la respiración. Ella no ha podido asimilar que a él le gustaran los culos más que cualquier otra cosa en el mundo y él la ha notado un pelín “estirada” para llevarla a su barrio.
Elisabeth y Pablo se han atrevido con el rasca del amor y en el momento que han empezado a contestar, su cita se ha comenzado a torcer. A Pablo le encanta hablar de sexo y ella ha respondido con un “cri, cri” a todas las preguntas. Respecto a en qué era lo primero que miraban al conocer a alguien, Pablo ha sido sincero y le ha dicho que él se fija en el culo de las chicas que no conoce. Tiene claro que si una chica tiene buen culo y es guapa, con él lo tiene todo hecho.
Un detallito que a Elisabeth le ha dejado perpleja y que le ha dicho que su cita no era el hombre que estaba buscando. Es más, cuando ha llegado el momento de la decisión final, le ha dicho “Eres una persona poco ambiciosa para mí y el tema de los culos, me ha impactado mucho”. Pablo se ha tomado las calabazas bien porque él tampoco había sentido la química que buscaba, y le ha dicho que no tendría una segunda cita con ella porque no había sentido conexión, pero que le parecía una chica guapísima. Y por si no le había parecido bien, le ha intentado explicar “yo soy más de barrio, chabacano y a ti te veo, no estirada porque no es la palabra, no es estirada, es muy correcta, con saber estar… a mí me gusta la gente más natural”.
Elisabeth no podía creer que la estuviera llamando estirada y no ha dudado en interrumpirle para que ella lo que tenía era mucho saber estar.