“Me gusta mucho hacer el vaina, tirarte con un carro del Mercadona por una cuesta de arena, que tú sepas que te vas a caer, el momento ese, me encanta”, así de divertida y contundente se ha presentado Ángela, una joven de Almonte que busca el amor y no descarta mudarse si lo encuentra.
Aunque ha venido muy tapada porque tiene sus tatuajes en proceso, como buena tatuadora que es, Ángela ha comenzado ya a pintar su cuerpo y asegura que la única palabra que tiene sobre la piel es “maricón, es mi palabra favorita”. Además, también tiene tatuada a “la Virgen del Porro, la hice yo, me la inventé y me la tatué, le hice un ritual para que me salieran bien los exámenes, con una vela roja y todo”.
No sabe cómo tiene que ser su chico ideal, pero sí lo que no quiere “no quiero un chulo playa, ‘heterobásica’, machoman”. Cualidades que esperemos que no cumpla Miguel, un joven de Cádiz que vive en Valencia y que no tiene un prototipo físico de mujer, pero sí quiere a una mujer extrovertida que tire un poquito de él, algo que seguro que Ángela va a hacer.
Ángela ha querido comenzar la cena hablando de temas importantes. Le ha dejado claro que a ella le gusta “más una discoteca que a un tonto un lápiz” y que le da igual un buen fiestón de techno que de reggaetón. Un tema que a Miguel le ha parecido estupendo porque su cantante de reggaetón preferido es Alfa y pueden que vayan juntos al Medusa este verano.
La cita de Ángela y Miguel iba a más y más. Ambos son dos personas extrovertidas que odian las mentiras y que sueltan por la boca lo primero que se les pasa por la cabeza. Él ha tenido claro que ella era “una bomba en todos los sentidos” y a ella le ha encantado saber que su cita era muy detallista y que si le tenía que traer un Winnie de Pooh se lo traía.
Tras un ratito en el reservado y atreverse a moderse el cuello, Ángela ha flipado con lo bien que olía Miguel y no ha dudado en hacerle una referencia. Ambos se han contenido por si les regañaban, pero han dejado claro que se quieren seguir conociendo. Ella está encantada con su carita de niño bueno y él con la mujer sin filtros que ha conocido.