Eduardo y Sonia se reencuentran de nuevo en el restaurante de 'First Dates' en su especial 2000 programas el próximo lunes 11 en Cuatro. Los dos sevillanos tuvieron una cita con la risa como protagonista y en donde la química surgió desde el primer minuto.
Ahora, quieren dejar claro en el programa de Cuatro que son la pareja perfecta y que están hechos el uno para el otro. Además, Sonia tiene una sorpresa especial para Edu, quien le propuso matrimonio hace unas semanas. ¿Qué será?
Está claro que el amor está muy relacionado con reírse y hacer reír a la otra persona. Pero el primer encuentro de Eduardo y Sonia en 'First Dates' podemos describirlo como algo excepcional: ambos no pararon de jactarse por todo de principio a fin y eso generó que la química saliese de forma natural en todo momento.
La cita para los dos no pudo salir más redonda. Por un lado, estaba Eduardo, que acudía a ‘FD’ junto a su guitarra, a pesar de tener otras tantas aficiones como escalar, montar en moto y otras cosas. El sevillano sufrió un paro cardíaco a los 12 años y cuando se operó ya a los 30 años, se prometió no decir a nada que no. Y así fue.
Por otro lado, Sonia -sevillana de pura cepa- llegaba al programa con la finalidad de encontrar a alguien que le diese “vidilla”. Una de sus aficiones es cantar, algo que ya de entrada tenía en común con su cita. Pero no iba a ser la única cosa que iban a tener en común: al poco tiempo de sentarse en el restaurante del amor se enteraban de que eran casi vecinos, concretamente 400 metros separaban sus casas.
Sin duda, el momentazo de los dos llegó en la ‘sala del amor’. Allí, las sonrisas no se les quitó de las caras y Eduardo se lanzó a tocar la guitarra, con la ayuda de Sonia, que le acompañaba cantando y dando palmas. Flamenco en estado puro. ¡Y es que la química entre ellos también estaba presente en el aspecto musical! ¿Qué más se podía pedir?
Por último, a los dos les daba un ataque de risa antes de su decisión final. “¿Qué es lo que más te ha gustado de la cita?”, preguntaba Sonia. “A mí cómo cantas hija”, respondía el soltero en aquel entonces, para relanzarle la misma pregunta a Sonia. “A mí cómo tocas la guitarra”, bromeaba Sonia. Los dos se ponían de nuevo a tocar la guitarra y a cantar y así desaparecían del plano. La decisión final no hace falta ni decir cuál fue, ¿verdad? ¡Amor y del bueno!