Dos solteros protagonizan uno de los bailes más sugerentes de 'First Dates': muy pegados y al borde del beso

Roberto, un fotógrafo de 56 años es la siguiente persona que acude al restaurante de 'First Dates' para encontrar a su media naranja. Se considera "loco como una cabra" y asegura que las cosas que hace suelen gustarle tanto a sus amigos como a su posible pareja.

Entre sus pasiones, a Roberto también le encanta todo lo relacionado con el deporte. "Los gustos normales. Un buen cine, una buena música, los viajes...", cuenta al presentador. El soltero busca a una persona "que me quiera para todo y no me necesite para nada", que siga manteniendo su independencia y también pueda contar con él en cuanto sea preciso.

Rosa, una gestora de banca de 50 años, será la cita de Roberto. Una mujer que es "todo tren", muy decidida y dispuesta a hacer todo lo que que se propone. En cuanto la soltera pasa por la puerta y se conocen, el fotógrafo se impresiona gratamente por el "color de sus ojos". Además, al ser los dos de Badajoz, también parece que se han visto o conocido anteriormente.

A priori, a Rosa no le ha parecido el tipo de hombre que busca. Sin embargo, como ha venido a encontrar el amor, le dará la oportunidad que se merece para conocerlo más a fondo.

En cuanto se sientan a la mesa y comienzan a cenar, tanto Roberto como Rosa parecen coincidir en muchos gustos. Ambos se consideran muy activos, aunque el soltero se ha visto un poco abrumado por la cantidad de cosas que ha hecho la gestora. "Yo creo que me faltan cosas por hacer. Pero creo que las más importantes ya las he hecho", cuenta la mujer al programa.

Conforme avanza la cena, Rosa parece encontrarle la chispa de la seducción en su cita, puesto que ve a Roberto como una persona "muy inteligente". Algo que le encanta, incluso más que la parte física. Además, empieza a ver que piensan igual y buscan lo mismo en la otra persona.

De hecho, es Rosa la que empieza a iniciar una conversación más caliente con su cita. "Soy de mucho jugar. Me encantan los juegos. Y, si hay que disfrazarse, pues se disfraza. Enfermera, piloto de avión... Es que me pone Frozen, ¡pues de Frozen!", cuenta de forma muy pícara la soltera.

Roberto y Rosa acuden a la sala de intimidad total en cuanto terminan de cenar. Ambos se ponen a bailar y el soltero intenta besar a su cita. Sin embargo, la gestora no acaba cediendo a las tentaciones y le acaba haciendo una cobra.

La decisión final de Roberto y Rosa

La cita que han mantenido Roberto y Rosa ha ido a las mil maravillas. Tanto uno como el otro han podido compartir unos momentos muy bonitos. Por lo tanto, a la pregunta de si se volverían a ver las caras, el fotógrafo y la gestora volverían a verse las caras en otro momento. La llama del amor ha fluido muy bien entre ellos y seguro que les irá muy bien en el futuro.