Serafín tiene 60 años, funcionario jubilado, se pregunta por qué las relaciones de hoy en día duran tan poco y, es que, tiene ganas de formalizar algo. Para ello venía hasta nuestro restaurante de 'First Dates' para conocer a alguien, que en este caso iba a ser Magda, 55 años, artista plástica, de origen brasileño que vive en Granada.
“Busco la felicidad”, aseguraba él, frase que hacía cantar a Carlos Sobera, que se guntaba cuál era su prototipo y este se lanzaba a cantar. Lo que Magda tiene claro es que le “gustan los hombres altos, grandes, aquel que te da una empotrada buena”.
Ambos se conocían, pero la primera impresión no era buena para Serafín: “No entra en mi perfil porque se ve que es una mujer que no hace deporte de ningún tipo”. Y, aunque Madga pensaba que era bajito respecto a lo que le suele gustar si le llemaba la atención que hubiera sido Policía.
Él le contaba lo mucho que le gusta el deporte y le contaba que le gusta montar en bici, con la que se ha hecho larguísimos trayectos, algo que ella no entendía e incluso se preguntaba si no tenía coche. Pero al responder este que tiene cinco coches, pero no querer hablar más del tema, esto llevaba a un tenso momento en la cita.
“A esta mujer la veo un poco dominadora, que quiere llevarte al carácter de ella”, creía él. Y ella le hacía saber que esta actitud no le había gustado: “Yo no me niego a contestar ninguna preguntas". “Puedes pecar tú un poco de materialista”, respondía él y Magda se explicaba: “Me interesa saber si eres coleccionista y si tienes un coche muy antiguo. Es que me has dejado de piedra”.
Pese a esto, ambos hablaban de su vida, de las relaciones que han tenido y ella se sorprendía con la respuesta de Serafín del número de relaciones que ha mantenido en toda su vida:“No soy Julio Iglesias”. Y esto terminaba con ella preguntándole por la talla que tiene de pie y esto incitaba a una charla de lo más picante entre ellos.
La tensión se palpaba en el ambiente y cuando llegaba la cuenta, él decía que pagaban a medias, ella decía que sí, pero terminaba confesando que “ella no quería”. Magda le recriminaba esto:“No sabe cómo tratar a una mujer, tú no preguntas, tú sé un caballero”. “Yo lo soy siempre, no por pagar la cuenta”, respondía él y ella tomaba la determinación de pagar toda la cuenta: “Voy a ser diferente, gurda lo tuyo y yo lo voy a pagar todo. Eso no se pregunta, págalo y ya está, no es por el dinero, es por la actitud y la seducción”. Aunque este se negaba: “Tú dijiste que lo pagábamos a medias y no puedes volver atrás”.
Cuando llegaba el momento de tomar la decisión final tampoco se ponían de acuerdo. “Me gustaría tener una segunda cita contigo para darte la oportunidad de ser mejor, de cómo tratar a una mujer”, decía ella y él cerraba la puerta a esto: “Yo no tendría una segunda cita contigo porque no veo el ‘feeling’ correspondiente, tanto físico como mental”.