A Álvaro le dicen que se ve un poco andrógino sobre todo por su pelo, pero él no lo ve así. No ha tenido ninguna relación ni se ha enamorado. Le ha contado a Carlos Sobera que su cita ideal sería una persona a la que le gustara tener su espacio igual que a él y que no tuvieran que ir juntos a todos los sitios. Eso sí, le gustaría sentir las mariposas en el estómago, tener todos los días un “¡Buenos días!” y enamorarse.
A Alhorus, su cita, le gusta un hombro descubierto, un palabra de honor y ropa que un hombre no se pondría, pero que a él le sientan muy bien. Al ver a Álvaro ha sentido que le gustaba y eso que no se suele fijar en hombres con el pelo largo. El soltero le ha contado que se estaba preparando la selectividad porque el año anterior no la pudo hacer y Alhorus le ha dicho que, a él, le salió fatal. A Álvaro le ha encantado el estilo de Alhorus.
La cita ha comenzado hablando de la pereza que a Álvaro le da viajar y él le ha dicho que era muy baguete para eso y que jamás había cogido un avión. Alhorus, ha vivido en varios sitios, pero ni uno ni otro han sabido colocar en el mapa Praga, la ciudad en la que había estado un mes. A Álvaro le gustaría ir a Moscú y Alhorus ha flipado cuando le ha confesado que hubo una época en la que le dio por ser faraón.
Alhorus ha querido ver de cerca las manos de su cita y de repente, se han visto hablando de animales. Al saber que Álvaro tenia dos tortugas, le ha confesado que él no era mucho de animales marinos y le ha contado una desagradable anécdota que le ocurrió de pequeño. Al parecer, tras pasar un día de playa con sus amigas, se metió en la ducha y “me salió un gusano de la oreja”.
Ninguno de los dos ha tenido ninguna relación seria y han coincidido en su forma de ver una relación. Alhorus le ha dicho que él también necesita su espacio y que incluso, en la casa tendría dos habitaciones separadas para que cada uno tenga su independencia. No saben si entre ellos ha surgido un sentimiento romántico, pero sí que han estado muy bien juntos y que quieren repetir en algún punto de la geografía española que ninguno de los dos controla demasiado.