David es cristalero, pero su gran pasión es el ajedrez y no ha dudado en venir a ‘First Dates’ con uno bajo el brazo’. Asegura que su jugada estrella es el “jaque pastor, en cuatro movimientos fulmino la partida”. Le gusta bailar, cantar… Y cuando le ha dicho a Sobera que cantaba por Pavarotti, el presentador ha sentido un deseo irrefrenable de escucharlo. David también ha cantado por Nino Bravo y el presentador le ha pedido que continuara con una canción “Vamos a poner música a esto, por el amor de una mujer…”. Pero no esperaba que David siguiera con un “metí la picha en el café”.
Ha venido al salón con su tanga rojo por si le da la misma suerte que en Nochevieja. Han recibido a Cristina, su cita, cantando por Nino Bravo y la soltera ha flipado un poquito ante tal recibimiento. La soltera es una mujer muy fuerte que ha sacado adelante a su hijo ella sola y que busca a un hombre que le sume y le aporte. Al verla, David ha visto a un pibón “me ha puesto cachondo, se me ha salido un huevo del tanga”.
David ha comenzado la cena preguntándole a su cita si jugaba al ajedrez y le ha gustado que sí lo hiciera. Le ha advertido de que él se comía los espaguetis cortados “como si fuera un niño chico” y a Cristina le ha recordado a su hijo de ocho años, al que se los corta porque se atraganta. También le ha soltado de golpe que él tenía un poquito de miedo a la muerte, pero que creía en la reencarnación y que dependiendo de cómo te hubieras comportado, te reencarnabas en un animal pequeño como una cucaracha o un león, “o si has sido bueno serás un águila o un delfín”. A él concretamente, le gustaría reencarnarse en pato “porque puede volar y puede nadar”.
Cristina no cree en la reencarnación, pero ha sonreído al saber que su voz le parecía muy sensual a su cita. La soltera ha querido saber qué buscaba su cita y David le ha dicho que estaba buscando a la mujer de su vida, que no tenía ni hijos ni hipoteca. Cristina es más joven que él, pero al escucharle, ha sentido que ella había vivido muchas más cosas en esta vida. Respecto a lo que se esperaba encontrar, Cristina le ha dicho que no tenía una idea preconcebida, pero que buscaba a una persona de la que no tirar.
Ella ha querido saber cómo era sexualmente David y ella le ha dicho que era muy activa, y ha sentido que él estaba un poquito verde. David ha sentido que su cita tenía que ser muy fogosa “me puede dar cosas que quiero e incluso, cosas que todavía no he visto”. Han jugado a comerse el postre a medias y él se ha venido arriba “creo que me va a coger y me va a hacer la picha un ocho”.
En el reservado, Cristina no ha dicho que no a que David le mordiera suavemente el labio superior ni a que la invitara a cenar, pero cuando le ha visto colocarse el tanga, la cosa ha cambiado. A ella, los hombres en tanga no le gustan y el soltero parece un fan de la lencería.
David sí estaba convencido de querer tener otra cita, pero ella le ha explicado que sentía que ella era un poco más seria y madura, y que con el niño y todo, no estaba en condiciones de tener que ser quién tirara de la relación.