A Carmen le gusta mucho la playa, irse a tomar cañas con sus amigos, salir de fiesta… Se dedica varios meses a la hostelería y otros meses a hacer recargas en la central nuclear. Busca a una chica que sea alegre, que no sea mentirosa “no soporta la mentira” y sobre todo, que le vea algo en la cara que me llame la atención. Le cuesta encontrar pareja porque suele relacionarse con heterosexuales.
Tanja, su cita, viene de Alemania y busca a una mujer que le guste. Su vida es el mar y se pasa el día navegando. Al ver a Carmen, le ha dicho que olía muy bien y que le gustaba su voz porque era una voz muy fuerte. Le ha dicho que vivía en Sitges y le ha traído un detallito de su pueblo. A Carmen, Tanja no le ha disgustado en un primer momento “que es lo principal”.
A Carmen no le ha gustado nada que la cena comenzara con un “qué me cuentas” porque siente que las cosas tienen que fluir. Ha decidido tomar las riendas y contarle a Tanja que había tenido dos relaciones largas, que llevaba 3 años soltera, que no soportaba las mentiras y que trabajaba en una coctelería en el puerto de Cambrils. Tanja ha sentido que su cita hablaba mucho y que ella tenía que frenarla, pero le ha encantado que le gustara la playa porque ella es surfera y socorrista.
Carmen le ha contado a Tanja que tenía un perro, pero que no le gustaban los animales, algo que ella ha necesitado que le explicara porque ella, los ama. Tanja le ha explicado que ella tenía una hija y cuando el ha dicho que se llamaba Luna, Carmen casi se cae de la silla de la risa porque “mi perrita también se llama Luna”. Lo han visto como una casualidad, pero no han sabido si para bien o para mal.
Tanja le ha explicado que la hija era un regalo de su sobrina y que fue su exmarido quién le dije que ella era lesbiana, pero venía de un pueblecito muy pequeño y le resultó complicado admitirlo. Su madre también se dio cuenta de que le gustaban las mujeres, pero cuando se enteró su padre, la echó de casa “fue muy difícil con mi padre, venía de la guerra y tenía una mentalidad muy cerrada”. Sin embargo, asegura que, con los años, le dijo que podía volver a casa con su chica, pero “dormís separadas”.
La soltera ha sido sincera y le ha dicho a Carmen que estaba nerviosa porque le estaba gustando mucha. Carmen no podía decir lo mismo porque no había sentido un flechazo, pero sí le ha gustado que Tanja fuera ambigua, tuviera pluma y le hiciera mucho de reír. La soltera alemana ha sentido que tenía que esperar hasta la decisión final para salir de dudas, pero la risa de Carmen ha hablado sola.
Las solteras se han gustado y se han ido directas a conocer Madrid porque ninguna había venido antes a la capital.