“Soy entre Jennifer Aniston y Paz Padilla, no soy ni tan loca como una ni tan guapa como la otra”, es la frase con la que Magda se ha presentado en ‘First Dates’. No se conforma con medias tintas y a su cita le pide que sea una persona que se implique, que sea sincera, que "yo sea una de sus prioridades". Le encanta vivir en mayúsculas y se ilusiona de las cosas nuevas como una niña pequeña.
David, su cita, tiene la inmensa fortuna de ser abuelo con 50 años. Es un poquito el bufón de las reuniones “me gusta hacer reír a la gente”. Al verle, la cara de Magda ha cambiado porque no era su prototipo, pero tampoco le ha parecido mal del todo. Los dos son de pueblecitos cercanos a Barcelona y tienen más o menos la misma edad. Él, por el contrario, se ha quedado fascinado “más quisieran muchas de 25 tener el cuerpo que tiene”.
La cena ha comenzado hablando de sus historias sentimentales y Magda le ha contado que tenía dos hijas, que había estado 15 quince años casada con un hombre con el que se llevaba fenomenal. David también tiene tres hijos y al contarle que era abuelo, ella se ha sorprendido muchísimo.
David no sabe por qué ha venido a ‘First Dates’, pero tiene claro que hay que dejarse llevar “sin expectativas” y la mujer que tenía delante, le estaba gustando mucho. Magda ha querido saber cómo le gustaban las relaciones a David y él le ha dicho que no le gustaban las cosas abiertas, que era muy atento y que le gustaría que fueran atentas con él. Ella siente que debería haber nació en la época del romanticismo.
La soltera tenía la sensación de que David era un tipo tranquilo, pero él le ha dicho que era su apariencia y que era un culo inquieto “no me gusta quedarme en el sofá”.
En el reservado, Magda se ha puesto a bailar y a él le ha encantado verla moverse, pero le ha dejado claro que lo del baile no es lo suyo. El soltero lo ha intentado y a ella le ha gustado que se esforzara por pasárselo bien juntos.
Los dos han estado muy bien juntos y ambos han dicho que sí a tener una segunda cita juntos. Magda ha sido sincera y le ha dicho que no había sentido ni un flechazo ni fuegos artificiales, pero que le había gustado lo que había ido conociendo y que quería que volvieran a bailar juntos “a ver si me sigues un poquito el paso”.