Borja es un chaval alegre al que le gusta salir, pasárselo bien, conocer el mundo y trabajar. Tiene una hija de cuatro años que es “el amor de mi vida” y tiene claro que su cita en ‘First Dates’ tiene que entender que ella es lo más importante. Según le ha contado a Carlos Sobera, ha tenido tres relaciones, la última fue la más importante y se terminó hace dos años. En el tema de las relaciones se considera tradicional y no quiere a una persona sedentaria a su lado: “Quiero a una chica que sea activa, que le guste divertirse y que esté medio loca como yo”.
Sheila, su cita, busca una relación duradera: “Quiero casarme y tener hijos, tengo muchas ganas de ser madre” pero, sobre todo, “una relación sana”. Al ver a Borja, le ha gustado mucho su barbita y su ceja recortada: “Es muy mono de cara”. Él también ha visto a una chica que le gustaba y que le ha contado que, aunque era de Extremadura estaba viviendo en Andalucía por trabajo. Quiere ser profesora de primaria, pero todavía no se ha presentado a las oposiciones y trabaja en negocios de cara al público.
La cena ha comenzado hablando de sus profesiones y Borja le ha contado que se marchó a vivir a Canarias porque en Jaén no encontraba futuro laboral, pero que tras dos años allí, había regresado a su casa. A ella le ha gustado mucho saber que era un tipo trabajador y que tenían una filosofía de vida más o menos parecida. Él también le ha contado que tenía una niña de cuatro años y que tenía custodia compartida, algo que a Sheila no le importa porque ella ha estudiado educación infantil y le gustan mucho los niños. Sheila le ha contado que ella quería ser madre joven y que, si su relación anterior hubiera salido bien, ya sería madre.
La soltera ha querido saber cuáles eran los hobbies de su cita y Borja le ha contado que su gran hobbie era su profesión “la automoción”, pero que le encantaba viajar y salir por ahí: “Me apunto a un bombardeo”. Aficiones que a Sheila le han gustado mucho porque son muy parecidas a la suya. También han hablado de sus tatuajes y Borja le ha contado que llevaba a sus hermanos en la cintura y que en el brazo llevaba parte de su vida: “Es un mural, esta es mi segunda relación, me la tatué después de dejarla con ella, una carta que siempre he llevado conmigo…”.
A Sheila no le ha hecho ninguna gracia que tuviera la cara de su segunda novia tatuada porque era algo que ella iba a ver todo el rato: “No me llama mucho la atención”. La cita ha cambiado un poco de rumbo y Sheila ha querido saber qué quería su cita de una relación y le ha gustado saber que era muy abierto de mente y que no le gustaba nada una relación tóxica ni controlar a su pareja.
Los solteros han encontrado un montón de cosas que les unían y aunque ella ha sacado una red flag con el tema del tatuaje, se han dicho que sí a tener una segunda cita juntos y conocerse un poquito mejor: “Vamos al lío”.