Josep, asesor energético de 69 años de Barcelona, iba a ser la cita de Montse, de 69 años y que llegaba a 'First Dates' junto a su sobrina para conocer juntas el amor en nuestro programa y tener sus respectivas citas. “Está de muy buen a imagen”, creía este al verla y ella aseguraba que él era “lo que ella pidió”.
Montse aparecía frente a Josep junto a su sobrina Carla, de 21 años, que era la artifice de que juntas buscasen el amor. "Estoy aquí por ella", aseguraba Montse y Carla explicaba que su relación con ella es muy especial, que es como casi su amiga y que, como su tía no accedía a dar el paso para apuntarse a 'First Dates' y puso la condición de que su sobrina fuera la que le acompañase, se había lanzado para que Montse pudiera conocer un amor a la altura para ella.
Justo al conocerse en la barra, lo que ellos tenían claro es que iban a pasárselo bien en la cita, que las arrugas eran lo menos importante porque ambos se veían como alguien interesante y divertido para conocer en el restaurante más conocido de la televisión.
La conexión entre ellos no faltaba y se mostraban cómodos el uno con el otro, mientras compartían sus intereses y sus aficiones. Cuando Montse le confesaba que practica ‘Country’, este se quedaba alucinado: “¿Qué dices? Aquí tienes a tu maestro”.
“Vamos coincidiendo”, creía él según iban hablando y es que ambos tenían mucho de que hablar, entre ello de los viajes, algo que apasiona a ambos y que era un tema que abarcaba gran parte de la conversación. Josep le dejaba claro que le encantaba su ‘look’: “Me gusta la minifalda que llevas”.
Montse y Carla tenían la opción de poder comentar su cita en el baño y no dudaban en hacerlo. Ambas pausaban un momento sus ditendidas conversaciones para juntarse en esta parte del restaurante y contarse sus primeras impresiones. Pero no solo eso, también decidían llamar a la madre de Carla y hermana de Montse para desvelarle algunas de las cosas que habían compartido con sus respectivos solteros y protagonizaban un divertido momento.
Montse volvía la mesa junto a Josep, como también lo hacía su sobrina con su cita, para continuar conociéndose y poder darse cuenta de que había muchas cosas que tenían en común y llegar a la conclusión de si era alguien a quién quería seguir conociéndo.
Cuando llegaba el momento de tomar la decisión final, Josep tenía claro que quería tener una segunda cita con ella: “Hemos tenido un buen dialogo, sin ningún problema”. “Tendría una segunda cita para conocerle mejor, nos ha dado tiempo a hablar muy poco”, decía ella y, ambos salían del restaurante juntos y con ganas de conocerse.