Hace tan solo uno año, conocíamos en ‘First Dates’ a Francisco, un militar especializado en el mundo de la estética que soñaba con encontrar el amor para aumentar su felicidad. Hoy le conocemos como Francisco, una mujer soldado de 42 años que viste uniforme masculino, pero que se siente mujer y pide que le traten como una persona normal sin discriminaciones.
Francisco comenzó los tramites legales para su cambio de género aprovechando la nueva Ley Trans hace ocho meses, pero a pesar de contar con el apoyo de su hija “fue la primera que me llamó ‘mamá” y de sus compañeros, denuncia que en el cuartel en el que lleva 20 años trabajando se siente señalada y discriminada. Ha solicitado en varias ocasiones poder cambiarse al vestuario femenino, pero sus superiores no se lo permiten.
La soldado ha querido mostrar al mundo la dura realidad que vive tras su complicada de decisión de modificar su género y ha utilizado como plataforma varios programas de televisión.
El soltero se presentó en ‘First Dates’ como un tipo que combinaba su profesión de militar con su pasión por el mundo de la estética y los tratamientos faciales. Una pasión que descubrió tras dedicarse a la eliminación de tatuajes.
En ‘First Dates’ conoció a Estela, una joven que se definía como un poco inestable y a la que creyó conocer de algo, pero que no terminó de averiguar. Los solteros congeniaron desde el primer momento y disfrutaron de una cita llena de risas y conexión.
Estela sorprendió a Francisco al decirle que le notaba la cara deshidratada y que contarle como eran sus relaciones de pareja pero, sobre todo, al pedirle a una de las gemelas que les trajera un Rasca del Amor.
La ahora mujer soldado, le confesó a su cita que le volvían locos unos tacones y el pelo largo “es mi fetiche”, mientras que ella le advertía que no le gustaba nada que la susurraran al oído. La cita funcionó muy bien y Francisco estaba convencido de que podía ser la primera de muchas citas, pero a Estela le entraron las dudas “me lo cargo, se le ve muy buen chaval” y le respondió con un “sí, pero no”.