Carlos es un tipo muy ambiguo y cada día lleva un look distinto. Se fue a vivir a Valencia para estudiar moda y le va estupendamente. En el amor no le ha ido tan bien, tuvo una relación larga antes de irse a la costa, pero luego ya nada. Busca a alguien que hable mucho o que le guste escuchar “no quiere a nadie que sea tóxico, controlador, tampoco, celoso me da una pereza, fan de Aitana, tampoco lo quiero”.
Iñaki, su cita, es un tipo que asegura que “si hay personas que me soportan, mi pareja me tiene que soportar igual”. La primera impresión de Carlos al verle no ha sido buena porque no le ha gustado la ropa que llevaba. A él tampoco le ha gustado el outfit de su cita “la estética española de gay”.
Iñaki le ha dicho que tenía 21 años y lo peor de todo es que le ha echado a él 27, cuando tiene 23 “le veo más mayor que yo, igual está más estropeado que yo”. Respecto a los hombres, Iñaki le ha dicho que le gustaban “relativamente mayores, nivel 29 a 40 0 42”.
Los solteros no han conectado y en el tema de las aficiones tampoco. Iñaki le ha dicho que a él igual le gustaba salir de fiesta que quedarse en casa con amigos, y que un brunch le parecía un momento perfecto para hacer amigos. Sin embargo, Carlos es de salir de fiesta hasta caer muerto el domingo y no tiene ni idea de qué es un brunch “yo soy más de un sándwich mixto y a correr”.
En pareja, Carlos le ha dicho que era muy entregado y ha alucinado al saber que su cita era muy ambiguo “entregado y alejado” y que había tenido relaciones tanto abiertas como cerradas. Iñaki es mucho más liberal “me ha parecido un viejo hablando, los españoles son muy huecos… Es cerradísimo de mente”.
Han tenido claro que tenían que pagar a medias porque no iban a volver a verse ya que no tenían nada en común e incluso, eran incompatibles en muchos aspectos. Ninguno de los dos repetiría.