César no ha contado que se quiere bastante y que intenta mejorar de forma constante. Viene de Badajoz y le gustaría que su pareja fuera feliz y compartiera su felicidad con él. Eso sí, si es un poquito mayor que él, mejor.
César, su cita, busca a un hombre que en lugar del cuerpo “me folle la mente” y que, sobre todo, sea natural. Le gustan los chicos más jóvenes que él, pero no excesivamente jóvenes. A César le ha gustado su rollo y él ha querido saber dónde vivía porque él es de Barcelona. Su cita es venezolano, pero vive en Badajoz.
Mientras comenzaban a cenar, César le ha contado cómo eran las míticas citas a ciegas que surgían por los anuncios de contactos en los periódicos y cómo lo vivió el con 18 años. Ahora no sale casi nada y no soporta el ambiente de la noche. Ha sentido curiosidad por saber cómo era el mundo gay en Badajoz y César le ha contado que supone que igual que en Barcelona, pero a escondidas. Él está muy cansado del rollo “amigo y follar” y no tiene mucho trato con otros hombres.
El soltero le ha dicho que había cambiado mucho, que ahora veía las relaciones desde otro punto de vista y que tener a su gatita, le había hecho volver a saber lo que era el amor verdadero por otro ser. César le ha confesado que él busca a una persona que ya sea feliz sola y que cada uno tenga su independencia, no quiere un amor dependiente. Al verle, César no ha sentido una atracción loca por su cita, pero según le ha ido conociendo y ha ido descubriendo su forma de ser y su tranquilidad, ha ido cambiando de opinión.
En el reservado, César ha sorprendido a su cita diciéndole que lo que le apetecía después de la cita era que fueran juntos al cine. Los dos han estado cómodos y han vivido una cita diferente, que les ha despertado la curiosidad de seguirse conociendo y ver qué pasa entre ellos.