A Pablo le encanta su estética, pero asegura que tiene un montón de complejos y que se haría todos los retoques estéticos del mundo. Eso sí, si son grandes intervenciones, tiene claro que se pondría culo. Al verle, Carlos Sobera se ha fijado en su bonito maquillaje y él le ha contado que es maquillador y que para él salir sin maquillar es como ir desnudo, pero puede salir desnudo a la calle sin problema. De hecho, a la hora de ligar se ha encontrado con gente a la que no le gusta que se maquille.
En el amor no ha tenido relaciones de más de tres meses y una vez una mujer de Murcia le dijo que iba a sufrir la maldición de los guapos “vas a tener a muchos, pero ninguno se va a quedar”. Él pensó que era una tontería, pero “se está cumpliendo”. No le gusta tener prototipos, le gustan las personas “el alma, conectar, me la suda el físico”.
Dimitri, su cita, es un apasionado de la forma y espera que sea su profesión durante toda su vida. Al ver a Pablo, lo primero que ha visto ha sido un airliner muy rasgado y un maquillaje espectacular. Le ha gustado también que fuera de Tetuán porque le parece un barrio muy guay. Él también le ha gustado a Pablo “mola”.
Dimitri ha querido saber cuánto tiempo llevaba Pablo en Madrid y él le ha dicho que solo unos meses, pero que le estaba pareciendo una locura, que había millones de cosas que hacer y que se sentía con una mentalidad mucho más abierta. Dimitri le ha entendido y le ha dicho que Madrid era “desacato total” y que molaba porque la gente no te miraba por la calle. “Con que no me digan maricón 50 veces cuando salgo a la calle, me vale”, le ha dicho Pablo que hace poco regresó a Murcia y nada más poner un pie en la calle le gritaron “maricón” y sintió “ya estoy en casa otra vez”.
Pablo se ve toda la vida viviendo en Madrid “a Murcia no vuelvo ni loco” y asegura que ha madurado mucho más en estos meses que en toda su vida. En el tema musical, los dos se siente “latinas” y les gusta el reggaetón, pero Pablo ha formulado una pregunta clave “¿Lola Índigo o Bad Gyal?”. Dimitri lo ha tenido clarísimo “Bad Gyal, es la reina” y su cita ha respirado tranquilo “era por levantarme e irme”.
El soltero ha querido saber qué pensaba Dimitri de los chicos maquillados y él le ha dicho que le parecía estupendo, que era una forma más de expresarse y que hoy en día ya no había criterios claros de masculinidad. De hecho, le ha dado un poco de envidia de que fuera un tipo sin aparentes complejos y que saliera a la calle tal y cómo él quería porque él todavía no lo había conseguido al cien por cien.
Respecto al sexo en Madrid, Pablo le ha dicho que ligaba lo mismo que en Murcia porque le estaba empezando a coger asco a los penes “he visto tantos por Grindr…”. Dimitri le ha advertido que debía tener cuidado no fuera a caer en la “falofobia, miedo a los penes”. Pablo ha flipado y echándose las manos a la cara ha exclamado un “¡Soy falofóbico!”.
En el reservado, los dos se han mostrado muy tímidos asegurando que sus abuelas les iban a ver, pero la realidad era otra. Entre Pablo y Dimitri no ha surgido la chispa del amor y los dos han estado de acuerdo en que podían ser amigos y pasárselo genial juntos, pero nada más.