A Andrés le apasiona el deporte y asegura que le ayuda a cumplir sus retos tanto físicos como mentales. Es un tipo pasional, pero es muy joven y está abierto a conocer a alguien y poder tener su primera relación estable, pero no se cierra a nada.

Ewelina, su cita, al entrar ha visto a un chico mono, pero ha querido saber qué más le podía ofrecer. Ella vive en Alcalá de Henares, pero sus padres son de Ucrania y Polonia. Andrés también vive en Madrid y le ha contado que toca la guitarra. A ella le gusta mucho cantar y le ha sorprendido más que Andrés tocara la guitarra que estuviera estudiando para ser ingeniero de telecomunicaciones.

Ya sentados en la mesa, Andrés se ha interesado por el tema del rap que le gustaba a Ewelina y le ha dicho que él también había hecho alguna batalla con sus colegas. Él ha querido saber si su cita hacia deporte porque no tenía pinta y ella le ha vuelto a sorprender diciéndole que además, del gimnasio hacía deportes de contacto tipo boxeo. Él es un friki del gimnasio porque asegura que él no es muy listo, pero sí muy trabajador y cuando se bloquea estudiando, necesita desconectar practicando deporte.

A Andrés también le ha sorprendido que Ewelina no hubiera tenido casi relaciones serias porque tenía toda la pinta. Le ha confesado que no tiene problemas para ligar, pero que las parejas no le duran más de un mes y medio. Él ha pensado que eso era todo un mundo y ha alucinado al saber que hasta en el tema sexual podían ser compatibles. Él es activo y ella más pasiva, a él le da morbo que la otra persona se lo pase bien y a ella le gustan unos buenos preliminares “un buen comienzo es un buen final”.

En el reservado, los jóvenes han empezado poquito a poquito, con un tímido beso en la nuca, pero al mirarse fijamente a los ojos se han dado cuenta de que los dos querían dar un paso más y se han lanzado a los besos. Los dos han estado muy bien juntos y tienen muchas ganas de repetir la cita.