Kynverlyn y Lucía sienten un flechazo en ‘First Dates’: “Me caso”

  • Lucía propone a Kynverlyn continuar la cita: “Nos tomamos una copita en algún sitio con billar”

  • Lucía y Kynverlyn alucinan al ver que las dos han tenido el pelo azul

A Kynverlyn le ha costado mucho llegar al punto en el que está y quererse, en el colegio le hicieron mucho bullying porque tenía mucho acento colombiano. Ha entrado en ‘First Dates’ muy nerviosa y le ha contado a Carlos Sobera que iba para monja, pero acabó llenita de tatuajes. Ha tenido dos relaciones largas, una de ocho años con un chico, un año de locura y cinco años con una chica. Le daba igual el sitio de su cita, pero le gustaría que fuera alguien que comparta sus aficiones de maquillar, ir de museos…

A Lucía, su cita, le gusta todo lo que tenga que ver con los tatuajes y el arte. También le gusta cantar. Físicamente le gustan más las mujeres, pero siempre acaba con hombres. Al ver a Kynverlyn, ha alucinado y los dos han sentido que tenían mucho rollazo. “Son tal para cual”, ha asegurado Matías al ver la buenísima pareja que hacían.

Ya sentadas en la mesa, Kynverlyn le ha dicho a Lucía que le encantaba su pelo y que ella lo había tenido también azul, pero no podía imaginar que su cita también. “Me caso”, ha exclamado al ver lo guapa que estaba con la melena azul.

Lucía le ha dicho que su madre quería que tuviera una cita con un chico, pero Kynverlyn le ha dicho que la suya le había dicho solo que disfrutara. Al principio le costó aceptar su orientación sexual porque son muy católicos, pero ahora son súper amigas. Eso sí, tiene la sensación de que su familia colombiana no piensa igual porque allí llevar tatuajes es de ser un malandro.

Kynverlyn estaba muy preocupada porque Lucía no estaba cenando nada de nada y ella es de muy buen comer, por lo que no se ha cortado nada y le ha hecho el avioncito como a los niños pequeños para que probara la cena. Además, le ha confesado que para ella el tema de los dientes es súper importante y que no puede liarse con nadie estando de fiesta.

La soltera se imagina que la otra persona ha estado cenando con sus amigos, no se ha cepillado los dientes y que al besarle le puede salir un cacho de carne. Lucía ha flipado, pero le ha parecido muy respetable, pero ella de fiesta “me tomo tres copas y ya no sé ni cómo me llamo”.

Al verse, las solteras han sentido un rayo de amor y según iban pasando los minutos, lo iban sintiendo mucho más. En el tema del sexo se han confesado que una quería hacerlo en un cine y otra sobre una mesa de billar. “Me caso”, ha vuelto a exclamar Kynverlyn convencida de que Lucía era la mujer perfecta para ella. Incluso, el tema de la distancia que las preocupaba, lo han resuelto en un momento porque Lucía le ha dicho que le gustaría venirse a Madrid para hacer un curso de tatuaje y buscar un trabajo. “Yo vivo sola”, le ha respondido la soltera.

En el momento de la decisión final las dos han tenido claro que querían repetir y Lucía le ha propuesto irse a algún sitio con billar a tomarse una copita