“Un flipado, un golfo, un chulo, un matao…”, Berto es consciente de que su aspecto dice muchas cosas de él y lo acepta, pero en realidad es un chico muy tímido. Elsa Anka se ha fijado en sus tatuajes y sobre todo, en sus dilataciones, pero él está acostumbrado y entiende que la gente le mire. Es un chico muy coqueto y le gusta estar siempre muy depiladito.
Sheila, su cita, asegura que su carácter y su personalidad son muy peculiares, y que da una primera impresión de echada para delante, pero en realidad es una chica muy cariñosa y detallista. Al ver a Berto, ha sentido que era un chico muy atractivo, guapo y con un rollito muy particular.
Los dos son canarios y nada más comenzar a conocerse, ella le ha dicho que se le había ocurrido una rima con su nombre. Berto no ha querido saberla, pero Elsa Anka ha sentido curiosidad y se ha quedado sorprendida al escuchar eso de “Berto, con el culo abierto”. El joven se ha echado las manos a la cabeza y se ha reído, pero no le ha parecido algo novedoso.
La soltera se ha fijado en los tatuajes de Berto y él le ha contado que el primero se lo hizo con solo 12 años. De hecho, ha estudiado peluquería para poder tatuaje sin problemas, pero ahora lo tiene más de hobbie y se dedica a montar carpas en una empresa de eventos. Sheila le ha contado que ella estudiaba Artes Escénicas, pero que se había tomado “un tiempo de chill” porque tiene muchos problemas de ansiedad y quiere estar bien antes de continuar.
Berto ha querido saber cómo había sido el pasado sentimental de Sheila y ella le ha contado que había tenido solo una relación larga, pero que fue una relación muy tóxica que no le gustaría repetir. Él también ha tenido dos relaciones tóxicas “llenas de discusiones y celos”, pero le ha reconocido a su cita que es un chico muy celoso.
Sheila se ha asustado porque sabe lo que es una persona que no te deje vestir y o hacer lo que tú quieres, y eso no lo quiere en su vida. Él le ha dicho que siente que los celos son miedo, pero que tiene que reconocer que él lo siente. Sheila no sabe hasta que punto son tóxicos los celos de Berto, pero tiene la sensación de que no lo va a descubrir.
En el reservado, a Berto le ha tocado la bola que le invitaba a besar el cuello de su cita y ha sentido que no era el momento. Sheila le ha parecido una chica estupenda y muy guapa, pero no es la chica que él esperaba conocer, y le ha dicho que no quería repetir. Ella se ha quedado un poco chafada porque sí quería seguir conociéndole, pero ha aceptado las calabazas con una sonrisa.