Agar se ha pasado toda su cita con Lucas encontrando motivos que le hacían corroborar que no era el hombre que estaba buscando, pero no ha sido hasta que ha escuchado la palabra perro cuando ha tenido la excusa perfecta para darle calabazas.
Agar es ingeniera informática y asegura no dar el perfil de informática desaliñada. En su casa le dicen que es una gata salvaje “no soy muy cariñosa”. Busca a alguien con quien compartir “algo sano”, le gustan los chicos con carácter, pero sin pasarse “no sé lo que quiero, pero sí lo que no quiero”.
Lucas, su cita, se ha definido como un hombre yin yang “me gusta la fiesta de la Semana Santa, pero no soy religioso. Soy cariñoso, pero no me gusta que me agobien”. Antes estaba muy gordito porque no sabía comer bien, pero ya lo tiene controlado. Su nombre y el físico de Agar le ha gustado, y rápidamente se han puesto a hablar. Sin embargo, Agar se esperaba a un chico más alto, más fuerte y con otros rasgos faciales.
Lucas ha comenzado la cena preguntándole a su cita por su intolerancia al gluten y ella se lo ha explicado, pero no le ha parecido un tema muy adecuado para comenzar una primera cita. A Agar no le había gustado Lucas y ha encontrado un pero en todo lo que le iba contando. “Es viajero, pero no mucho”, “No entra en la franja de mis expectativas salariales…”.
Sin embargo, él estaba encantado jamás se le hubiera imaginado relacionar a un ingeniero con la belleza de su cita y cenar con alguien que pudiera teletrabajar desde cualquier lugar. Él espera poder dedicarse al 100% a su negocio de entrenamiento y nutrición, y así tener más tiempo y trabajar con el móvil.
Lucas ha querido tratar el tema del deporte porque para él es muy importante y le ha enseñado sus manos de crossfitero y le ha confesado que hace un año era gordito, pero que gracias a su nueva afición por los libros de conocimiento personal “este año me pienso leer 10”, estaba mucho más feliz y se conocía mucho mejor. También le ha contado que le gustaba mucho cocinar, pero que vivía con su madre y que no le dejaba tomar los mandos de la cocina.
Agar le ha escuchado atentamente y ha vuelto a ver un montón de red flags, no le gustan ese tipo de libros y jamás volvería a estar con un chico que con casi 40 estuviera viviendo con su madre “voy a ir yo a su casa con la madre en la parte de abajo y haciéndonos la comida…”.
Lucas ha querido saber qué buscaba Agar en un hombre y le ha contado que él quería a una persona que le aportara cosas “para muebles ya tengo los de mi casa y estoy mejor con mi perro”. Al escuchar la palabra perro, Agar le ha dicho que tenía pánico y alergia “he encontrado la excusa perfecta para decirle que no”.
Lucas estaba encantado con Agar y estaba decidido a seguirla conociendo, pero no ha tenido más remedio que reírse cuando ella le ha dicho que no quería tener más citas porque tenía un perro.