David es un ser de estar en pareja, ha estado un tiempo solo trabajándose, pero siente que tiene mucho amor que dar. Según le ha contado a Carlos Sobera sufre un trastorno psicológico llamado filofobia “miedo al amor”. Un gesto tan sencillo como invitar a una chica a tomar un té a su casa le puede llevar un año “es buscar cientos de excusas para no hacerlo”.
Paz, su cita, siente que ya está preparada para conocer a alguien y le apetece mucho encontrar pareja. Al verla, a David le ha parecido una chica muy guapa. Ella también ha tenido una muy buena sensación al conocerle y le ha contado que nació en Buenos Aires, pero que lleva 5 años viviendo en Barcelona.
El soltero ha querido ser sincero con su cita desde el principio y antes de comenzar con el primer plato, le ha contado que sufre filofobia y ella se ha quedado tan tranquila. Al principio no parecía saber muy bien qué significaba, pero al saber la definición ha sentido que era una característica más de la persona y que no le impedía poder conocerla.
David y Paz también han conectado en el tema del deporte y lo que significaba para ellos más allá del culto al cuerpo. Ella le ha comentado que había estado en Pirineos visitando a una amiga en un centro budista y la casualidad ha querido que su cita viviera justo al lado. Además, le ha gustado mucho saber que David tenía un huerto y que estaba aprendiendo a cultivar.
Respecto a las relaciones sentimentales, Paz le ha confesado a su cita que estaba en un momento en el que no paraba de replantearse qué quería exactamente y le ha dicho que qué le parecía la monogamia. David le ha confesado que viene de criarse siendo testigo de Jehová y que es el tipo de relación que tiene interiorizado, pero que no le importaría descubrir otras opciones.
Con la ayuda de nuestro particular Cupido, David se ha atrevido a cerrar los ojos y dejarse sorprender por Paz. Entre ellos ha surgido una conexión a fuego lento que les ha hecho sentir a ambos ganas de seguirse conociendo.