Patricia es una soltera que se ha relacionado con gente muy importante e incluso, llegó a estar con presidente Carter en una de las recepciones que organizaba su padre cuando era cónsul honorario y reunía a la comunidad española. En el amor, le ha contado a Carlos Sobera que le ha ido muy mal “los que me han tocado no eran muy buenos”. Su último amor era un diplomático con el que viajó por todo el mundo, pero que un día se portó mal.
Está buscando a un hombre con un buen nivel económico, que sea educado, tenga cultura, sea un caballero, tenga detalles, sea fiel… Tiene las cosas muy claras y físicamente busca a un hombre “como Matías, George Clooney, Carlos Sobera…”. Patricia lo siente mucho pero “no estaría nunca con un hombre pobre, tengo que ser sincera”.
Andrés, su cita, se ha presentado como un hombre al que sus amigos tildan de marqués por su forma de ser y de vestir. De hecho, Carlos Sobera le ha presentado como el Marqués de la Caleta, pero rápidamente le ha corregido y le ha dicho que él no era marqués de nada. Sin embargo, a Patricia le ha gustado su planta y su educación.
La soltera ha querido saber de dónde era el marqués y él le ha soltado un “de España”, se siente español por los cuatro costados y aunque nació en Barcelona, está viviendo en Málaga. A Andrés no le ha importado que su cita fuera dominicana, pero sí ha sentido que no era su prototipo de mujer “me suelen gustar más esbeltas”.
El marques ha querido saber cuánto tiempo hacía que Patricia no viajaba a Sudamérica y ella le ha explicado que era española, que nació en Barcelona y que viajó desde muy pequeñita a Venezuela y República Dominicana por el trabajo de su papá. La soltera hace 7 años que no ha regresado por allí y la última lo hizo en un crucero que duró 14 días en compañía de su hija y su mamá.
Andrés le ha dicho que sus amigos tienen barco y que él no necesita cruzar el Atlántico para tomar el sol con las playas tan bonitas que hay en España. “Tú eres de derechas, ¿verdad?”, le ha preguntado Patricia muy seria. El soltero se ha sorprendido y le ha dicho que algo le tiraba y ella ha tenido claro que “se te nota”. “¿Se me nota en la mirada?”, le ha respondido él, pero ella le ha tranquilizado porque ella también lo es.
La soltera estaba encantada porque parecía haberse encontrado con el hombre educado, caballeroso y pudiente que estaba buscando, pero Andrés no estaba tan contento como ella. El soltero ha intentado refugiarse en la excusa de que su cita vivía en Córdoba y estaba cuidando de su madre de 94 años, pero en realidad es que Patricia no era la mujer esbelta que él estaba buscando “yo no soy un Adonis, pero…”.
Patricia ha tenido la sensación de que Andrés no hacía deporte y no se ha equivocado “paso por la puerta del gimnasio y me pongo a sudar”. A ella no le ha importado porque ella tampoco lo practica. Sí sale a pasear un kilómetro y medio o algo así, y a su cita le ha parecido que “eso es de pobres”.
Los solteros han entrado en un momento de risas y complicidad, en el que han estado de acuerdo en que les gustaban las chuletitas de cordero y ella le ha confesado que no se había atrevido con el rabo de toro.
Patricia no ha visto guapo a Andrés, pero sí quería conocerle más porque la había parecido un tipo interesante. Sin embargo, él le ha dicho que solo podían volver a quedar como amigos porque no era ni su tipo de mujer, ni le convención la distancia y sus obligaciones. Eso sí, le había parecido una mujer guapísima y encantadora.