Rebeca ha entrado en ‘First Dates’ asegurando que buscaba a un chico que le hiciera reír porque él físico le daba igual, pero al ver a Agus ha sentido que no era un chico para ella y no le ha dejado que la sedujera con su penetrante mirada.
Rebeca se ha presentado como una chica caos que pierde las cosas, le salen las cosas mal, se le rompen… Pero que se lo toma todo con mucho humor. Es más, Carlos Sobera le ha llamado Eva y ha confundido a un personaje de La Sirenita que lleva en su brazo con el Gallo Claudio.
Últimamente todos los chicos que conoce le salen ranas y eso que ella no pide demasiado, busca a un chico que le haga reír, el físico le da igual “eso se olvida”. Pero en el caso de Agus, su cita, no sabemos si lo olvidará porque al verle ha sentido que era bajito, “poca cosa” y cómo muy musculado. No le ha gustado, pero rápidamente se han puesto a conocerse mejor y él le ha contado que es de Albacete pero que lleva 6 años en Leganés arreglando coches.
Agus se ha puesto nervioso porque él no se fía de la gente que no mira a los ojos y Rebeca no le estaba mirando en ningún momento. Ella le ha dicho que era porque estaba muy nerviosa, pero en realidad es que su mirada penetrante la estaba incomodando.
En un intento de que la cita fuera agradable, han comenzado a hablar del color de sus ojos, de sus tatuajes de colores e incluso, de la música que les gustaba escuchar. Pero Rebeca no hacía más que encontrar puntos de Agus que no le gustaban. A él le gusta la música electrónica y ella ha tenido claro que era de los que iban a Frabrik y no se ha equivocado. Ella es más de garitos y de música más mamarracha.
En el tema sentimental, Agus le ha contado que estuvo 5 años con su primera novia de juventud, pero que se rompió porque se fue con su mejor amigo. El soltero lo pasó muy mal y su segunda experiencia no fue mucho mejor. Asegura que le tenía todo el rato controlado “mi móvil lo llevaba ella” y que cada vez que salía se “emborrachaba y me la liaba”. Ante tal situación, su madre le obligó a venirse a Madrid, dónde no conocía a nadie y le costó adaptarse “luego me metí en la rutina del gimnasio…”.
Al escucharle, Rebeca se ha imaginado lo que iba a venir después. Ella siempre ha sido la chica gordita de todos los sitios y no quiere a nadie que le diga que tiene que ir al gimnasio. Agus no ha tardado en dejarle claro que él no quiere a una chica que no se cuide y esté en el sofá viendo series y comiendo donuts. Él tiene una dieta y un entreno muy estrictos y busca lo mismo en una chica.
Rebeca se ha tomado un chupito y le ha preguntado por el tema “sexo, pasión y desenfreno”. Agus le ha confesado que era muy tradicional y que nunca había utilizado ningún juguete ni había entrado en ningún sexshop. Ella se ha sorprendido, pero lo ha hecho más cuando él le ha soltado “¿Eres igual de vergonzosa que aquí que no me miras a los ojos?”. Rebeca se ha puesto seria y le ha dicho que eso no se lo iba a responder.
Agus ha pagado muy galantemente la cena y no ha dudado en asegurar que quería tener otra cita con Rebeca, pero ella le ha dado calabazas. Le ha dicho que era un buen tipo, que le había caído muy bien, pero que no había sentido atracción “eres como yo con 20 años”.