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El joven que conoció en su primera cita en ‘First Dates’ no tenía la intensidad sexual que ella busca en una pareja y Ágata ha regresado al restaurante en una second chance. Le ha explicado que busca a un hombre de sexo diario que le de todo lo que ella necesita y se ha encontrado con Johan, la horma de su zapato. Sin embargo, los besos no los tiene perfeccionados y eso a ella no le ha terminado de encajar.
Ágata ha regresado a ‘First Dates’ y nos ha recordado su gran afición por el espejo, se pasa horas mirándose y hace cualquier tipo de actividad delante del mirror. La soltera le ha recordado a Carlos Sobera que es una mujer ardiente que necesita sexo diario y que le gustan las practicas duras “pero mantener ese ritmo es complicado porque escuece”. Está buscando a alguien que le siga el ritmo y al leer la pista privilegio de su segunda cita ha tenido la sensación de que lo iba a encontrar.
Johan, su cita, el ha dejado una nota asegurando que es de sexo diario y se ha presentado como un chico cursi y “a fuego”. Al verse, ambos se han recorrido con las miradas y parece que se han gustado y mucho. Johan se ha presentado como “Michael, un tatuador de Burgos” y eso a Ágata le ha gustado mucho más.
No han necesitado mucho más porque ya se estaban comiendo con las miradas y deseando descubrir cuáles eran sus tatuajes secretos es más, Carlos Sobera ha querido saber si les llevaba a la mesa o les pasaba al reservado de ‘First Dates’ directamente.
Johan ha querido saber cosas de Ágata y ella se lo ha contado todo “Soy muy sencilla en gustos, me gusta el rosa, yo misma, Bob Esponja y todo lo que brille”. “Pues yo soy una estrella”, le ha respondido él al saber que le gustaba todo lo que brillo. Pero no podía ser todo tan bonito y cuando Ágata le ha dicho que le gustaba el fresquito pero le apasionaba la playa, él le ha dicho que era más de piscina y se le ha caído el mito “me has defraudado”. Johan ha intentado arreglarlo, pero no sabemos si lo ha conseguido.
Entrando en el terreno sexual que tanto les gusta a ambos, Ágata le ha confesado que era bastante liberal y que cada noche encontraba el momento justo para practicar sexo en un determinado momento y lugar. Johan está dispuesto 24x7 y le ha parecido que en ese terreno podían congeniar. También han estado de acuerdo en que les gustan los tríos de dos chicas y un chico y que son muchas las fantasías sexuales que han cumplido y las que les quedan por cumplir.
En el momento que han entrado en el reservado, Ágata y Johan se han dejado llevar por la pasión y ha querido probar cómo sentían unos besos húmedos, pero la química no ha surgido. Ágata ha sentido que los besos de Johan no le daban el mordisquito que ella buscaba “mete la lengua, pero no la mete, besa muy raro”. Por si había sido fruto de los nervios, han vuelto a probar y nada “chico eres una maravilla, una fantasía, pero besar no es lo tuyo”.
Johan ha intentado seguir calentando la cita y cuando ella le ha comparado con el postre “el mismo color lo tenéis”, él ha matizado “yo tengo un poco más de leche condensada”. Ágata se lo ha pasado fenomenal con él y estaba convencido que era reciproco porque “vaya monumento”, pero le ha dejado claro que necesita formación “hazte un máster de beso”. Quiere tener más citas con él y probar la penetración de la que han hablado, pero necesita que se ponga las pilas y aprenda a besar porque eso le ha cortado un poco el rollo.