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Cupido ha vuelto a dar en la diana en ‘First Dates’. Al verse, Jesús y Hugo se han gustado tanto que se han olvidado de que estaban en la tele y se han centrado en descubrirse mutuamente. Conscientes de que había hecho match, Hugo se ha puesto picantón y se ha atrevido a jugarse la cena a una sola pregunta: “¿De qué color es mi ropa interior?”.
Hugo ha cumplido su sueño de tener su propia clínica estética y asegura que lo que hace es reconstruir almas y sacar potenciar el lado más bello de sus clientes porque no hay nadie feo en este mundo. Siente que ya ha llegado el momento de encontrar a un compañero de vida con el que subirse al autobús y ser feliz para siempre. Actualmente vive en un camping de Valencia y asegura ser muy feliz. No busca a un Brad Pitt ni a un Tom Cruise, busca a alguien que esté a su lado.
Jesús, su cita, busca a una persona que sea como él cariñoso, compresiva, con respeto, valores y mucho amor. Al entrar en el restaurante y ver a Hugo en la barra, ha sentido algo tan impactante que no ha tenido ni tiempo de mirar a Carlos Sobera. Le ha encantado lo que ha visto y parece que ha sido un viceversa. Hugo también se ha quedado impactado y ha hablado de flechazo.
Ya sentados en la mesa, han comenzado a hablar de su pasión por el gimnasio y Hugo le ha contado cómo es vivir en una caravana. A Jesús nunca le ha gustado el mundo camping, pero Hugo le estaba gustando tanto que ya se ha imaginado durmiendo a su lado y viajando por toda España en la caravana. Hugo es un chico muy activo y seguro que con él no se aburre.
Hugo tiene un fetiche con el color de la ropa interior de los hombres y se ha venido arriba al saber que Jesús llevaba la ropa interior en blanco y negro, sus colores favoritos. Él ha querido que su cita jugara a adivinar el color de su ropa interior, pero Jesús se ha mostrado prudente y menos mal porque no lo hubiera acertado.
El rasca del amor se lo ha puesto fácil para seguir hablando de sexo y confesarle que su sueño erótico sería tener sexo en la playa bajo la luz de la luna, algo que Jesús ya ha hecho pero que no le importaría repetir “yo voy a coger coquinas contigo”. A Jesús por su parte, le gustaría practicar sexo en un avión, preferiría que fuera en la cabina del piloto, pero se puede conformar con el cuarto de baño.
Ya en la intimidad del reservado, los comensales se han atrevido a jugar con los dados y las bolas del amor. Lo estaban deseando así que solo han necesitado leer un poquito para dejarse llevar por completo. Ambos estaban deseando besarse, morderse y seguir conociéndose mucho más. Hugo estaba tan seguro de haber encontrado al hombre que estaba buscando que le ha invitado oficialmente al sofá de su caravana. Eso sí, igual van a estar un poco más apretados “Tenemos que entrar los tres, voy con la perra”.