Antonio ha venido a ‘First Dates’ en busca de una mujer que dé alegría a su vida y se ha encontrado con Adiela, una bellísima mujer que derrocha paz y tranquilidad. Del futuro espera escuchar el canto de los pajaritos y siente ilusión por los pequeños detalles de la vida.
Antonio es un hombre simpático y agradable de 61 años que no ha tenido suerte en el amor. Su primer amor le dejó de querer con el paso de los años y su segunda relación mantenía una relación paralela con el padre de su hija mientras él trabajaba de noche. Está buscando a una mujer que sobre todo sea sincera y buena persona.
Adiela, su cita, se define como una mujer de carácter muy calmado y voz suave que no se mete en las discusiones de las personas nerviosas “las dejo que sigan su rumbo”. Al ver a Antonio, se ha llevado una grata sorpresa. Ha sentido que era un hombre muy atractivo y con la estatura justa para ella.
El carácter tranquilo y dulce de Adiela ha marcado su conversación con Antonio, quién le ha contado que es un hombre de estar en pareja, que vive en Ciudad Real y que trabaja de noche. A ella le ha asustado un poco que trabajara todas las noches porque no iban a tener tiempo casi de verse, pero no ha dudado en soltarle un “te va a tocar buscarme un puestico de noche para que te pueda acompañar”.
Óscar ha tenido la sensación de que Adiela era un mujer “muy campechana y humilde” y ha querido saber cuáles eran sus planes de futuro. Ella se ha mantenido en un tranquilidad y le ha dicho que no sabía lo que la vida les tenía preparado, pero que sabía que hay que “Disfrutar del aire, escuchar el canto de los pájaros o la bulla de los animales”. Antonio no podía creer lo que estaba escuchando y ha tenido que tragar saliva para asimilarlo.
Él se define como un tipo divertido y alegre, y ha sentido que Adiela no tenía la alegría que él buscaba. Por no hablar de la edad. Ella ha sentido que era mayor que él y se ha sorprendido al saber que no, pero es que él cree que ella parece mucho más mayor por la ropa que utiliza.
Cuando se han atrevido con el Rasca del Amor, a Adiela le ha subidos los colores al hablar de sexo, pero no ha dudado en responder a las preguntas. Antonio se ha sentido incomodo porque ha tenido la sensación de que su cita parecía “una monja, que no habla por no hacer mal”, pero ella no ha dudado en confesarle que nadie le había hablado de sus talentos sexuales y que le quedaba mucho por aprender y descubrir.
Ella estaba encantado con la timidez que Antonio le estaba mostrando, pero en realidad era apuro porque ella no le había gustado y no sabía muy bien cómo comportarse. En el momento de la decisión final, él le ha confesado que le faltaba un poco de alegría en su carácter y ella lo ha entendido “puede ser”.