Todo aquel que empieza en el mundo del yoga, queda atrapado ante los numerosos beneficios que tiene esta práctica, que cada vez tiene más adeptos y genera más curiosidad entre la población occidental.
Este arte oriental tiene diversas variantes, enfocadas tanto al trabajo físico, mejorando factores como la estabilidad o la flexibilidad; o el mental, para darnos la capacidad de reencontrarnos con nosotros mismos y tener una paz espiritual que nos sirva para llevar mejor el día a día.
Entre los diversos tipos de yoga que hay, vamos a hablaros del Vinyasa Yoga.
El Vinyasa Yoga es una técnica nacida en la India, que pronto se expandió por el mundo y comenzó a proliferar por Occidente en los años sesenta. Deriva del yoga ashtanga, una modalidad del yoga que consiste en ejecutar una serie de posturas en un orden específico.
Se trata de una metodología en la que se trata de hacer hincapié en un aspecto como la sincronización: la del movimiento y la respiración de forma simultánea. De hecho, su nombre es un término sánscrito que significa la sincronización del movimiento sobre la respiración.
Se trata de un tipo de yoga más creativo, quizás el que más destaca en este aspecto. No se rige por tener que realizar una serie de posturas, sino que más bien, a medida que cogemos práctica, realizaremos los movimientos que más nos convengan según las circunstancias o necesidades de cada uno.
De hecho, mucha gente prefiere esta modalidad del yoga porque permite una mayor libertad creativa en pos de otros estilos que exigen una serie de movimientos más repetitivos, con lo que es más fácil aburrirse antes.
Cada movimiento realizado en el Vinyasa Yoga corresponde a una respiración diferente. Aunque la profundidad se determinará en los aspectos que queramos progresar. No requiere de posturas imposibles ni de grandes esfuerzos físicos: podremos alcanzar un estado de paz espiritual y serenidad simplemente con los movimientos y la coordinación con la respiración.
La clave para que el Vinyasa Yoga nos atrape es conseguir que la respiración sea el motor de nuestras acciones y guíe los movimientos que realicemos mediante su ritmo y fluidez. Casi como si fuera un baile. Esto hará que, además de trabajar la faceta meditativa, también lo hagamos con el aspecto muscular, tonificando nuestro cuerpo con la realización regular de estos ejercicios.
Entre los beneficios del Vinyasa Yoga, encontramos tanto para cuerpo, como para mente, motivos que nos hagan querer profundizar en sus ejercicios repletos de ritmo, respiración y fluidez.