El sprint es uno de los aspectos más difíciles de dominar en el mundo del running. Cuando se consigue, se puede marcar la diferencia en los metros finales de una carrera. Hay que saber medirlos en función de nuestras capacidades y aprovechar el momento oportuno para llevarlos a cabo.
Para eso hace falta un trabajo de resistencia y de fuerza previo. El entrenamiento es fundamental para emplear la técnica necesaria para llevarlos a cabo de forma correcta. Los sprints tienen que durar 15 o 20 segundos como mucho, por lo que hay que tener en cuenta cuándo se debe sacar partido a esa explosividad.
El entrenamiento para dominar la técnica del sprint debe ser concienzudo. Se ha de crear un plan específico con el que se trabaje la velocidad, profundizando previamente en la resistencia y que los ejercicios de velocidad se añadan de forma progresiva para adaptar el cuerpo.
También hay que tener en cuenta que las técnicas del sprint son diferentes a las del trote en carrera, por lo que no basta simplemente con acelerar, sino que es un proceso que hay que trabajar para que los resultados en carreras o competiciones sean óptimos.
Hay que tener en cuenta que los entrenamientos de sprints deben realizarse de forma progresiva; no por practicarlo todos los días se va a dominar antes. También es importante llevar un tiempo realizando ejercicios de running para que nuestro cuerpo se vaya amoldando a los esfuerzos físicos que este deporte conlleva. Es fundamental conseguir resistencia para luego poder trabajar otros aspectos como el sprint.
En primer lugar, hay que realizar un calentamiento previo, tanto de ejercicios de estiramientos como de trote, para que el cuerpo esté activado y a la temperatura corporal correcta para que sea más difícil sufrir lesiones.
Los entrenamientos de sprint deben realizarse mediante series cortas; así mejoraremos la velocidad del sprint. Al ser momentos explosivos hay que organizarlos de la forma adecuada y enfocar el ejercicio en función de la distancia a la que solamos correr.
Después de haber corrido unos treinta minutos a paso ligero, podemos entrenar el sprint con 4 o 6 series poderosas de unos 20 segundos de duración. Así, poco a poco iremos perfeccionando la técnica, y mejorar las recuperaciones.
Una vez tengamos cierta práctica en los sprints en terreno liso, podemos marcar un punto diferencial entrenando las carreras a toda velocidad en pendientes con el objetivo de fortalecer la musculatura inferior. Un tipo de entrenamiento que nos servirá para trasladar a los momentos decisivos.
El mejor método para entrenar el sprint es intercalar un día a la semana con esta especialidad en la rutina de entrenamiento. Alternándolo siempre con carreras de fondo para tener el cuerpo preparado y no tener problemas de ningún tipo a la hora de buscar la velocidad punta. También es importante trabajar el aspecto mental, consiguiendo trabajar la psique para que, en los momentos decisivos, podamos dejar a un lado el dolor o el esfuerzo y aguantar unos metros más a pleno rendimiento.
En 10 semanas realizando de forma asidua entrenamientos de sprint y compensando los desequilibrios musculares que puedan aparecer, y con un incremento del trabajo aeróbico, el cambio se empezará a notar.