Después de haber hecho historia convirténdose en el primer piloto español campeón de un Rally Dakar, Carlos Sainz siguió intentándolo durante varios años más. Con suerte dispar, pero siempre dándolo todo al volante.
No compitió en 2012 y, tras unos años en Wolkswagen, acabó fichando por Peugeot, donde regresó a la competición de velocidad más difícil del mundo en 2015.
Parecía que la mala suerte que perseguía a Carlos Sainz había regresado también en el Rally Dakar. En la edición de 2016 tuvo que retirarse en la décima etapa debido a una avería con la caja de cambios. Lo hacía mientras era líder de la carrera.
Al año siguiente, en 2017, ocurrió algo similar. En esta ocasión, tras un aparatoso accidente a tan solo ocho kilómetros de finalizar la cuarta etapa. Y también, liderando la clasificación general.
Muchas voces críticas aparecieron para decirle que se retirara y que ya no debería estar compitiendo a esos niveles con más de 50 años. Pero Carlos Sainz tiene una fortaleza mental de otro mundo, y 2018 volvió a ser su año.
Sainz compitió en dicha edición del Rally Dakar a mandos del Peugeot 3008 DKR Maxi. La carrera se disputó, en esta ocasión, entre Perú, Bolivia y Argentina. La carrera tuvo 14 etapas disputadas a lo largo de quince días, dando como resultado un circuito compuesto de algo más de 8.000 kilómetros.
El piloto español fue de menos a más, pero siempre manteniendo esa estabilidad que le caracteriza. Desde el primer momento fue a remolque de Nasser Al-Attiyah, quien ganó dos de las tres primeras etapas. Sebastian Loeb y Peterhansel, compañero de equipo de Sainz en Peugeot, también estaban dispuestos a dar guerra.
La sexta etapa se la llevó Carlos Sainz, hecho que le situaba a 27 minutos de Peterhansel, quien lideraba holgadamente la clasificación general. Pero en la séptima etapa, el piloto francés tuvo problemas mecánicos que le hicieron perder más de dos horas.
Este hecho abriría las opciones de Sainz, quien también ganó la séptima etapa. Después, no volvió a ganar ninguna más en todo el Rally, pero le bastaría para conseguir el objetivo final. Estableció además una ventaja de 1:11 sobre el catarí Nasser Al-Attiyah, algo que le aseguraba cierto margen para plantearse de una forma más metódica las etapas que restaran.
Pero esto es el Dakar y nunca se sabe lo que puede ocurrir. Sainz mantuvo una línea regular administrando la enorme ventaja que tenía y Peterhansel se llevaba numerosas etapas y trataba de garantizar el doblete de Peugeot. Pero una penúltima etapa para olvidar le hizo perder cualquier aspiración al podio.
Un podio que se formó con Sainz en lo más alto con un tiempo de 49:16:18, aventajando en más de 43 minutos a Al-Attiyah y a más de 1:16 al sudafricano Giniel de Villiers, ambos del equipo Toyota.
Carlos Sainz volvía a hacer historia, convirtiéndose en campeón del Rally Dakar por segunda vez en su carrera. La leyenda de ‘El Matador’ se engrandecía cada vez más.