Dani Alves se encuentra en prisión preventiva desde el pasado 20 de enero por una supuesta agresión sexual a una joven en una discoteca de Barcelona.
Totalmente integrado en la vida de prisión, La Vanguardia desvela que los funcionarios solo le han tenido que llamar la atención una vez en los tres meses que lleva entre rejas. Fue, según Mayka Navarro, coincidiendo con la celebración de los carnavales: “El hombre improvisó una batucada en su celda golpeando con ritmo todo lo que tenía a su mano”.
Los funcionarios de prisiones acudieron a la celda para darle un toque de atención: “Entonces, los trabajadores abrieron la puerta para recordarle que no eran horas, ni lugar para fiestas”, asegura Navarro, que mantiene que las “rutinas no han cambiado y que mantiene el mismo comportamiento ejemplar desde el primer día”.
El futbolista volvió a declarar el pasado lunes, ofreciendo una nueva versión sobre los hechos acontecidos en la discoteca Sutton el pasado 30 de diciembre. Con este último movimiento, Alves pretende volver a pedir la excarcelación hasta que la jueza feche el día en el que se celebrará la vista definitiva. Para ello, su exmujer y sus dos hijos se instalarán en Barcelona a fin de avalar su arraigo familiar a la ciudad condal.
La última versión del brasileño, la quinta que cuenta a lo largo de todo el procedimiento judicial, deja sin responder algunos de los aspectos más importantes del caso. El futbolista alegó que las relaciones sexuales con la denunciante fueron consentidas y confesó por primera vez que hubo penetración.
Las heridas que la víctima presenta en la rodilla, las huellas que los investigadores pudieron recoger en el baño donde sucedieron los hechos o los restos de semen encontrados en el interior del cuerpo de la víctima son incógnitas que la versión dejan sin responder.